con prima de riesgo

Nuevo gobierno, nuevos mensajes y decisiones; pero siempre viejas ideas

La previsión es un aumento del déficit público superior al 2% permitido en 2019, y por tanto a apretar cinturón

Con la llegada de cada nuevo gobierno, en este país, además de las promesas electorales de turno, el manual político de todo ocupante de la Moncloa incluye una serie de premisas. 

Estas empiezan por hacer la enésima reforma de la educación, y de alimentar el histórico debate sobre la presencia de la religión en la escuela, con variantes como que tenga peso curricular, o solo como asignatura  voluntaria. 

Otra de las grandes opciones es prometer cambios en las políticas impositivas. El nuevo gobierno apuesta por anunciar nuevos impuestos (vaya por dios) como la tasa al diesel o la fijación de un mínimo al pago de grandes empresas. Además sumamos el tercer pilar que es la sanidad. En este caso el cambio es la aprobación de vuelta a la sanidad universal. 

Ya ven, gobierno nuevo, medidas nuevas, o mejor dicho refritos de la época Zapatero. 

Centrados en el campo económico, y en concreto fiscal, el nuevo gobierno centra sus esfuerzos inmediatos en transmitir sus nuevas intenciones. Como nuevos cambios en el campo de los impuestos.

La realidad es la que es y España, a pesar de su ya declarada salida de la crisis, se encuentra como líder del déficit público a nivel de Europa. Esto nos obliga a ir al mercado mundial de deuda a pedir entre 300.000 a 350.000 millones de euros al año que nos cuesta unos 50.000 millones en intereses cada ejercicio. 

Eso sí, este gobierno debe afrontar un cambio de contexto, frente a Montoro, que contaba con los vientos favorables de las distintas reservas federales y bancos centrales de intervención pública y máxima de políticas monetarias, el nuevo gobierno debe afrontar tendencias a la subida de los tipos de interés y por tanto de mayor coste de la deuda pública. Como ven, subir los impuestos y la recaudación es la solución que le queda a un gobierno de intenciones de izquierdas y con el apoyo de una amalgama de partidos con mayoría de bandera roja. 


NUEVOS IMPUESTOS 


La cuestión es decidir por donde meter mano en la cartera de empresas y ciudadanos. La solución parece que viene por dos lados: incrementar la recaudación del impuesto de sociedades, todavía con valores recaudadores por debajo de las cifras de antes de la crisis; o la implantación de impuestos llamados verdes, apuesta incentivada desde europa. 

En el caso del impuesto de sociedades la apuesta es por recaudar más entre las empresas de mayor tamaño, las multinacionales. En realidad parece de gran dificultad en el actual contexto fiscal europeo poder “cazar” a las multinacionales para una mayor recaudación.

Por tanto, el incremento de tasa impositiva será una red donde caerán peces medios de empresas patrias que realmente invierten  y crean empleo en la tierra. 

En el caso de los impuestos ambientales ya hemos conocido la propuesta de mejorar la recaudación cargando costes sobre el consumo del diesel. 

Habrá que esperar al borrador de los presupuestos generales del año 2019, para saber su verdadero impacto a nivel del bolsillo familiar. Eso sí, a día de hoy y tras las palabras de la ministra de transición económica “el diesel tiene los días contados”, el sector de los carburantes y de la fabricación de vehículos (la industria nacional es líder en este tipo de carburante) se ha puesto a temblar y el resultado es la caída en el índice industrial de fabricación de España en los últimos meses (decir que no es la única causa pero es una causa importante).

Ya ven, este país tiene una larga historia de políticos con comentarios “innecesarios” (use otro término si lo considera adecuado) que nos acaban costando dinero a todos. 

En este caso el diesel es el combustible más consumido por los españoles, en su calefacción o en su vehículo, y este nuevo impuesto puede tener un fuerte efecto sobre la economía de las familias. Realmente es un impuesto poco social.Tras estos impuestos el gobierno anuncia creación de nuevos tributos, para la banca y para el sector tecnológico. La verdad, me gustaría saber que entendemos a día de hoy como empresas tecnológicas y si podemos, en un contexto global de competitividad, y en un sector con tal fuerte grado de volatividad, presionar fiscalmente sin tener efectos sobre el empleo.

La banca también está en el punto de mira, y el objetivo es la creación de un impuesto a un sector que la calle considera que ha rescatado con su dinero y que siempre mantiene sus privilegios en épocas de bonanza y de crisis. En este caso, desde un punto de vista técnico se acabará convirtiendo en una tasa injusta ya que será repercutida a sus clientes, o sea todos  nosotros. 

Ya ven nuevos cambios, viejas  ideas, todo sigue igual. 

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