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Los nuevos tiempos de la amenaza robot

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En un primer momento, el efecto sustitución en nuestro país sería comparativamente más bajo por el gran peso del sector servicios

A día de hoy no sabemos si las expectativas de la inteligencia artificial y la robotización que se prevén para las próximas décadas pueden pecar también de cierta exageración, a pesar de ser mucho menos espectaculares y sobre todo menos optimistas, al poner muchas veces el acento en las sombras de la robotización sobre el empleo o sobre una distribución de la riqueza que no tiene porque alcanzar al conjunto de la humanidad.

En todo caso, cada vez de modo más recurrente, el foco del análisis económico a medio plazo se centra en el impacto una nueva fase de la revolución industrial y su impacto en el mercado laboral. Es el caso del estudio que acaba de publicar la consultora PwC de título: Will robots steal our jobs?.

Las conclusiones de esta publicación resumen que la inteligencia artificial impactará de forma moderada en la organización funcional del trabajo durante la próxima década para después marcar un cambio acelerado.

Centrándonos en los puestos de trabajo que pueden estar afectados por la implantación de nuevos modelos de robotización, se estima que en los próximos 5 años apenas un 5%  podrían ser objeto de sustitución, porcentaje que ascendería progresivamente hasta elevarse por encima del 20% en el tramo final de la próxima década y, posteriormente, se dispararía hasta el 35% a medida que nos adentrásemos en la década de 2030. 

El estudio divide esta evolución en tres fases diferenciadas. Una primera etapa denominada Algorítmica, en la que estamos ahora inmersos y se prolongará hasta los primeros años de la década de los 20, donde se ampliará la eficiencia de los robots en el análisis de datos estructurados y en las tareas más predecibles y sencillas, una posterior denominada de Automatización Aumentada, en la cual los sistemas de análisis de información optimizarán el tratamiento de información desestructurada, y una tercera fase, ya en los años 30, en la que las destrezas manuales y la solución de problemas acelerarán su automatización.

Por países, los más afectados a priori serían aquellos con mayor peso de la industria y una menor concentración de actividades creativas o de diseño dentro de este sector. Así, según el estudio, que analiza 27 países de la OCDE junto con Rusia y Singapur, a largo plazo el mayor porcentaje de sustitución de empleos se daría en países con gran concentración de industria en sectores maduros como Eslovaquia, por ejemplo, donde podría llegar hasta el 50%. La mayoría de países avanzados como  Estados Unidos,  Alemania, Italia, Francia y también España, el porcentaje de impacto se situaría claramente por encima del 30%. Aunque también se señala que, en un primer momento, el efecto sustitución en nuestro país sería comparativamente más bajo por el gran peso del sector servicios. 

Así, por sectores, aparte de gran parte de la industria, ya desde un principio los puestos ligados al transporte y la logística serán los más afectados.

Independientemente de la exactitud de estudios como este de PwC, basados en un enfoque técnico de organización productiva, el reto lo marca la posible relación virtuosa que esta evolución imparable pueda confrontar con una desigualdad de rentas creciente en los países desarrollados, una preocupación por los riesgos medioambientales, así como la superpoblación o los límites del productivismo. Así, de no orientarse esta tendencia dentro de un modelo de rango superior que diese respuesta a las demandas de cohesión social, el futuro podría distanciarse mucho de la visión optimista que tuvo en el siglo XX.

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