Los propietarios de las tiendas del centro piden ayudas
para poder crear plataformas de comercio electrónico
El comercio ourensano vive en la encrucijada. La campaña de primavera acaba de estrenarse y las grandes firmas del sector ya están de rebajas. Por lo menos, los escaparates de algunas enseñas lucen ya descuentos que van hasta el 50% en algunos productos. La liberalización del sector permite a cada empresario fijar a su antojo los periodos de liquidación de excedentes. La competencia desleal arruina a las pequeñas tiendas, la falta de unidad no contribuye y el comercio electrónico quita cada vez más ventas de mostrador. Al menos esas son las reflexiones que hacen algunos comerciantes del centro urbano. El programa Las Cuentas Claras profundiza en este apartado con varios testimonios. Dan su punto de vista Santiago Carvajal, de la tienda Cachalote; Sandra Merens, de Pasiños; María Teresa Salgado, de Pequeña Coqueta; Miriam Bóveda, de Marco Valenti y Luis Rivera, presidente del Centro Comercial Abierto Ourense Centro.
En síntesis, las opiniones son coincidentes en que la fijación de las rebajas sin calendario ha perjudicado a los pequeños comercios y despistado a los comerciantes. Las grandes marcas y franquicias, con mayor margen de negociación, son las que más sufren la competencia que consideran desleal.
Por otra parte, en cuanto a la unidad del sector, los comerciantes que dan su opinión en el programa abogan por una mayor implicación del sector, involucrándose en actividades e iniciativas a favor del colectivo.
Pero uno de los grandes retos que tiene este gremio es el crecimiento del comercio electrónico, que resta público a las tiendas físicas. Opinan que montar una plataforma de venta por Internet sale caro y que deberían tener ayudas públicas. El CCA del centro está trabajando en su propia plataforma de venta on line.