RURAL

El rural, aquel del que todos hablamos, que todos salvamos, pero nadie invierte en él

Galicia está perdiendo uno de sus grandes puntales: el sector primario y sus recursos derivados

La verdad es que Galicia tiene una cuenta pendiente con el rural, que evoluciona a pesar de los urbanitas que le dan lecciones de cómo debe ser y cómo debe progresar, pero que a la vez afronta dificultades de desarrollo. Como siempre, veamos datos para hacernos una idea de la situación. El envejecimiento es quizá el más grave problema del rural gallego, y eso se nota en los datos y en los sectores productivos. En el arranque de la crisis, en 2008, el rural tenía 805.000 habitantes. La disminución ha sido de 55.000 personas, el 7,35%, un porcentaje que se queda por encima de la media nacional: 2%. 

Los pequeños concellos pierden una media de hasta 25 habitantes por día, que ha provocado que más de 1.670 aldeas se encontrasen abandonadas en Galicia en el año 2015. A ello debemos sumar el caso de 885 en donde solo queda un habitante y en el caso de los que solo quedan dos habitantes alcanza a 1.116 aldeas. Estas cifras colocan a Galicia como líder  de aldeas abandonadas de España, en concreto nueve de cada diez son gallegas.

Otro dato a considerar indica que la Galicia interior de montaña muestra uno de los mayores niveles de sobreenvejecimiento de Europa, (es decir con presencia de mayores de 85 años). Un dato que refleja nuestra longevidad y sin duda fruto de la calidad de vida del rural gallego pero a la vez muestra que la pirámide de población rural esta en franco desequilibrio. En contra, menos del 10% de la población es joven frente a un 50% que es mayor de 65 años. 

El 70% de los gallegos se concentra en solo 86 municipios, las capitales de provincia, grandes urbes, y cabeceras de comarca. Estas cifras colocan a Galicia como líder de la caída de la población rural en España con un descenso del 7% desde el 2008. 

El efecto poblacional evidentemente tiene un efecto correlacionado en los sectores económicos, en especial sobre el sector primario.

LOS SECTORES ECONÓMICOS 

El empleo en ganadería y agricultura muestra datos decepcionantes ya que desde el año 2000 se han perdido dos de cada tres empleos del sector agrario en el mundo rural gallego. Evidentemente este dato es fruto de otro efecto directo, la caída en la cifra de explotaciones agrarias del Galicia. Los datos estadísticos más recientes, correspondientes al año 2013, indican que Galicia contaba en ese año con unas 76.000 personas titulares de explotaciones agrarias, según datos del INE. Esto implica una reducción superior al 10% al número del año 2007, considerado el del inicio de la crisis, y un 24% menos que en 2003. 

En los últimos 10 años el rural ha perdido el 25% de las explotaciones. Además, los datos muestran otra realidad, el envejecimiento de la población que rige las explotaciones. Unos 45.000 profesionales (el 60%) tiene más de 60 años frente a unos 3.500 explotaciones que son dueñas de menores de 40 años. 

Estos datos muestran un franco desequilibrio en el futuro ganadero y agrario del rural de Galicia. Para completar los datos, indicar que entre 40 a 60 años abarca a 27.000 euros.  Esta pérdida de población implica también la pérdida de demanda y por tanto con un efecto negativo sobre el comercio y la hostelería local. Según los datos de la  Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), el 80 % de los pequeños ayuntamientos apenas muestran dinamismo comercial, principalmente son ayuntamientos pequeños de menos de 5.000 habitantes y del interior de Galicia.

Como pueden leer, los datos no son alentadores y las soluciones no son fáciles. Soluciones sobre el papel tenemos muchas y todos los gobiernos gallegos lo han intentado, (al menos sobre el papel) aportando planes de inversión, ya saben parques empresariales (en semiuso), autovías (por donde ni pasan 5.000 coches al día), o apuestas por el ahorro fiscal en caso de invertir en el rural.  En fin, en mi más que humilde opinión, la solución es muy difícil ya que llevamos dos siglos desmontando el rural gallego, pero la economía tiene solución para todo, y en especial existen recetas que valen para todo, “debemos exportar más”; “debemos  generar más valor añadido” , “incentivar la inversión”, etc. 

La verdad, tras leer los datos recogidos y alguno más, el rural necesita medidas “disruptivas”, si ustedes me permiten y a sabiendas de que el papel lo sostiene todo, o casi todo, les propongo una de serie de ideas. Discriminación positiva, porque la Conselleria de Medio Rural tiene sede en Santiago, y porque no esta en un espacio rural, por ejemplo en la montaña lucense-ourensana, o al menos la agencia AGADER, dedicada a fomentar el desarrollo rural. O por qué en el espacio rural no puede disfrutar de una zona franca que fomente y proteja los productos del rural. Solo son ideas, como las de hacer  autovías para turistas a zonas donde tienen donde dormir.   

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