ÁGORA ECONÓMICA

Seguridad en dique seco o inmersión en el riesgo

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El plazo fijo rentó un 0,23% de media el pasado mes de mayo y es probable que siga bajando

Con los tipos de interés en torno al 0%, las rentabilidades que proporcionan los activos más seguros se evaporan. La pregunta del millón es donde meter el dinero para conseguir ganancias con un riesgo aceptable. Ya ni siquiera parecen quedar opciones en la renta fija a las que recurrir para obtener un rendimiento que salga a cuenta, sea deuda pública o emisiones de la gran empresa. Tampoco los productos más conservadores dentro de la gama de fondos de inversión o seguros de ahorro lo tienen fácil para ofrecer plusvalías. Así, muchos ahorradores tradicionales se están embarcando en políticas de diversificación, ya sea con nuevas colocaciones en fondos de perfil más agresivo o directamente en bolsa. En cualquier caso no es una época “tranquila” para los mercados y todas las opciones, ya sea a través de la intervención de gestoras de fondos o directamente en valores o ETFs para los más atrevidos, comparten oportunidades de ganancia con la probabilidad de sufrir altas tasas de volatilidad. Incluso en el mercado inmobiliario nacional, a pesar de su repunte actual, es necesario valorar muy bien las expectativas y la ubicación  a la hora de considerar una inversión a medio plazo.
 
DEPÓSITOS

Si hace apenas un par de años aún se podían encontrar depósitos a plazo al 4%, hoy en día estos productos de ahorro más tradicional no están en su mejor momento. Es casi anecdótico  encontrar productos que lleguen al 1% de rentabilidad y las escasas ofertas que alcanzan o superan este listón están vinculadas, en su mayoría, a políticas puntuales de captación de clientes o a ofertas de entidades on-line con productos de duración muy limitada.  Así, atendiendo a los datos del Banco de España, el tipo medio de los depósitos a  un año se situó en el 0,23% el pasado mes de mayo (frente a una media del 0,60% en el conjunto de la eurozona) y es probable que en siguientes actualizaciones siga bajando. 

La rentabilidad va unida a la competencia entre entidades financieras, que sigue siendo fuerte a pesar de la drástica reducción de su número tras la crisis, y, sobre todo, a la evolución de los tipos de interés. En este sentido las expectativas no son buenas a medio plazo. Es más que probable que los tipos de interés tarden mucho tiempo en normalizarse. Además, factores de inestabilidad a nivel global, como recientemente ha ocurrido con el Brexit,  provocan nuevas intervenciones de los bancos centrales para suministrar liquidez adicional a los mercados y achatarrar, aún más, la curva de tipos. 

Sin embargo, al ahorrador español le cuesta abandonar el hábito de la cuenta remunerada y el plazo fijo. La incertidumbre que trasladan los mercados y el mal comportamiento general en lo que va de año de los fondos de inversión -cuyas variantes más conservadoras son los sustitutos naturales de los depósitos tradicionales-, explican en parte esta aversión al riesgo a pesar de la baja rentabilidad de los depósitos. Así lo refleja también el último boletín del Banco de España. A cierre de mayo, los hogares tenían invertidos 759.800 millones de euros en depósitos bancarios, 900 millones más que en abril y 12.900 millones más que un año antes. Se trata, de hecho, de la cifra más alta desde que arranca la serie histórica a finales de 1989.

Es importante señalar que dentro de esta tendencia conservadora se ha empezado a generalizar la venta de los llamados depósitos estructurados, cuya comercialización se inicio hace apenas una década. Se trata de depósitos con el saldo inicial garantizado totalmente o en un determinado porcentaje según su formato, y una estructura que vincula su rentabilidad a la revalorización de un índice bursátil o al comportamiento de unas acciones concretas. Aunque el gancho está en que estos productos ofrecen a priori una rentabilidad superior al tradicional ahorro a plazo, pueden ocurrir dos cosas: que el comportamiento de los activos subyacentes que marcan su rentabilidad supere el valor que se tomó inicialmente como referencia, con lo cual se cumplirían las mejores expectativas que ofrece el producto , o que, por el contrario, los  activos de referencia no tengan el comportamiento esperado y el rendimiento que obtengamos por nuestro depósito estructurado sea nula o muy baja. En todo caso, estos productos están aportando rentabilidades medias que en el mejor de los casos ya no superan el 1% TAE (frente al 1,5% de los primeros lanzados en 2016 y muy lejos del 5% que llegaron a alcanzar hace apenas tres años). En resumen, estos productos ofrecen su mejor rentabilidad cuando la bolsa va bien, pero este año ha sido turbulento para los mercados y también afecta, por el momento, a las rentabilidades esperadas de estos productos. Así, siguiendo la estela de los depósitos tradicionales, los estructurados están perdiendo atractivo y la caza de ofertas interesantes es cada vez más difícil.

FONDOS DE INVERSIÓN

Los fondos de inversión no atraviesan su mejor momento, ya sean conservadores o más agresivos, y acaparan pérdidas generalizadas o pingues beneficios tras la aplicación de las correspondientes comisiones. Así, la rentabilidad media de los fondos de inversión se situó en mayo en el 0,57% según la patronal Inverco, pero el comportamiento irregular de los últimos meses se ha visto acrecentada en junio. Todas las categorías de fondos de inversión comercializados en España han sufrido minusvalías este mes por el resultado del referéndum británico. Según datos de Imantia Capital o de la casa de análisis Morningstar, la peor parte se la han llevado los productos de renta variable, que han perdido de media cercana al 9%, mientras que los de renta variable mixta se han dejado en el mes un 2,2%. Ambas categorías ya llevaban de media un 1% de pérdidas acumuladas en el año antes de junio. En el global de año, hasta las categorías más conservadoras, como los monetarios o de renta fija a corto plazo apenas tienen rentabilidad y sólo los de renta fija a largo plazo cierran la primera mitad del año con rentabilidades medias por encima del 0,4%. 

En las últimas semanas las bolsas europeas se han estabilizado y seguro que julio cierra con una mejora de las rentabilidades en las variantes vinculadas en mayor medida a la renta variable. En todo caso, aunque los monetarios y otras alternativas más conservadoras crecen ligeramente en suscripciones en este ejercicio, los fondos pierden capacidad de atracción para el ahorrador medio. Sólo en junio el volumen se redujo en 5.150 millones de euros hasta 217.350 millones de euros. De éstos, 1.190 millones corresponden a reembolsos netos, en su mayoría de renta variable o mixta, y el resto, a depreciación de las carteras. 

Aún con todo, esto no quiere decir que no existan opciones interesantes entre la amplia gama de oferta que engloban los fondos de inversión. De hecho, algunas apuestas en mercados asiáticos o incluso en nuevas economías emergentes como los mercados frontera, así como en sectores muy concretos, pueden deparar buenas rentabilidades. También existen alternativas interesantes en aquellos denominados de retorno absoluto, los cuales invierten de forma discrecional, pudiendo  buscar rentabilidad en cualquier lugar del mundo, en distintos tipos de activos o combinando posiciones cortas y largas – lo que significa que pueden especular a que el mercado sube o baja- según considere el gestor del fondo. Profundizando de forma específica en el apartado especulativo, están teniendo cierto éxito los fondos  long/short, que combinan de forma sistemática posiciones cortas y largas apostado a que unos valores suben y otros bajan, con lo cual su evolución no depende de la evolución global del mercado, sino del acierto de la gestora en apuntar correctamente a los valores que más suben o bajan.  Así, estas variantes que se han mencionado  pueden presentar opciones de gran atractivo, sin embargo, sólo son recomendables para perfiles con un alto conocimiento del mercado y acostumbrados a cierto nivel de riesgo.

DEUDA PÚBLICA Y RENTA FIJA

Las nuevas colocaciones en bonos soberanos de los principales países desarrollados siguen menguando su ya de por si exigua rentabilidad y, en muchos casos, la sitúan ya por debajo de cero.  Incluso en plazos largos se propagan las tasas negativas, como ya es el caso del bono holandés a 10 años, el alemán a 15 años o el suizo a 50 años. La gran inyección de dinero por parte de los principales bancos centrales y la búsqueda de refugio ante las turbulencias son los principales factores que han eliminado la rentabilidad de estos activos y subido su precio a máximos (las bajadas de rentabilidad provocan un efecto inverso en el precio y, por tanto, ganancias para aquellos que poseen el valor y deciden venderlo antes del vencimiento). 
Lo mismo sucede con la deuda corporativa de las grandes compañías, la de mayor solvencia, que cae a mínimos históricos en Europa tras el inicio de la compra de bonos de empresa por parte del Banco Central Europeo. 

De esta forma, la deuda de mayor calidad tanto soberana como de grandes empresas solventes se presenta como puro valor refugio, salvo para aquellos que puedan esperar que el rendimiento pueda alcanzar cotas todavía más negativas y estirar un poco más su precio al alza. Parece difícil y de hecho cada vez acumula más riesgo de desplome ante una teórica subida de los tipos de interés, pero shocks negativos en los mercados como el reciente triunfo del Brexit, alimentan por ahora la creciente demanda de estos productos con la correspondiente bajada de su rentabilidad.

Por otra parte, este contexto ha beneficiado a los tenedores de deuda de menor grado o bonos basura. La baja rentabilidad de las posiciones más segura arrastra a muchos inversores a coger posiciones más arriesgadas en el mercado de bonos high yield, sobre todo de los mercados europeos y americanos. También crece en atractivo la deuda soberana y posiciones en emisiones de empresas radicadas en economías emergentes. La renta fija de América Latina, por ejemplo, ha sido la que mayor rentabilidad ha obtenido en este año, con Brasil como estrella destacada, encabezando el ranking con rentabilidades que, ya sea invirtiendo directamente o a través de fondos de renta fija, han superado el 30% de ganancia en la mayoría de carteras.
En resumen, al igual que ocurre con los fondos, también en el mercado de deuda la búsqueda de rendimiento incorpora un riesgo creciente, pero si se sabe jugar bien con las expectativas de determinados sectores y la evolución que puedan presentar determinados países, se pueden obtener buenas plusvalías. En este sentido, si la apuesta se diversifica convenientemente, la combinación riesgo-rentabilidad puede ser interesante.

BOLSA Y OTRAS ALTERNATIVAS

Que la bolsa española está atravesando un periodo de gran volatilidad no escapa a nadie que siga, aunque sea de lejos, lo que ocurre en los mercados. No solamente en España. A principios de año los mercados empezaron a descontar varios factores de riesgo, entre ellos la incertidumbre de que China pudiese mantener las altas tasas previstas de crecimiento, el desplome de las materias primas que arrastró con bruscas bajadas bursátiles y depreciación de la moneda a muchas economías emergentes, una bolsa norteamericana en valores máximos con riesgo de corrección, el futuro incierto de la banca europea, etc. Así, la mayoría de las bolsas y también la española, empezaron el año con caídas. A medida que los temores se fueron difuminando, el Ibex fue recuperando el tono pero con fuertes oscilaciones intermedias, la última con motivo del Brexit, de la que se repuso en gran medida en pocas semanas tras haber experimentado inicialmente, con un descenso del 12%, la mayor caída del histórico en una sola sesión. En fin, que la bolsa no está apta para cardíacos. 

A pesar de este contexto y aunque muchos riesgos todavía están latentes, máxime en Europa, existen buenas oportunidades para aquellos valientes que quieren darle un poco de vida a las carteras en la búsqueda de una rentabilidad que últimamente es difícil encontrar por otras vías. Es probable que las circunstancias del entorno puedan provocar nuevos castigos a la banca y que otros sectores muy centrados en el mercado nacional dependan mucho de la evolución de las decisiones públicas y la formación del nuevo gobierno, pero aún así hay valores con buenas perspectivas de futuro, tanto entre las grandes compañías como en el conjunto del mercado continuo.

Para aquellos más acostumbrados a moverse en un universo más global, existen opciones a valorar en otras latitudes y en sectores concretos. Una formula interesante en este sentido y muy útil para diversificar carteras es contratar ETFs. Los ETFs (Exchange-Traded Funds) son fondos cotizados por los que se pagan comisiones muy asequibles, los cuales tienen la particularidad de que cotizan en bolsa de valores, igual que una acción, pudiéndose comprar y vender a lo largo de una sesión al precio existente en cada momento. Los fondos cotizados se caracterizan porque el objetivo principal de su política de inversión es reproducir un determinado índice bursátil o grupo de valores de bolsa o renta fija de un determinado sector o ámbito geográfico. Así, si un inversor medio quisiese apostar por India o Vietnan (dos mercados a modo de ejemplo con buenas perspectivas) lo podría realizar de forma sencilla escogiendo entre la gama de ETFs vinculados a este mercado. 

También existen opciones para apostar por la caída de la bolsa, ya sea con posiciones cortas o con ETFs inversos. Aunque estas herramientas se usan habitualmente para realizar coberturas y cubrir otros riesgos, la orientación especulativa requiere cierta experiencia en su manejo. Lo mismo ocurre para las posiciones en divisas.

MERCADO INMOBILIARIO

A la vista del comportamiento de los productos habituales de ahorro e inversión, puede parecer que, de nuevo, la única opción rentable y segura es el recurso del ladrillo. En los informes de la tasadora TINSA, el mercado de la vivienda en España repuntó un 0,8% en el segundo trimestre de este año, sumando tres trimestres consecutivos al alza. Si el objetivo es alquilar, según los análisis de rentabilidad del portal inmobiliario idealista.com, en el primer trimestre del año una vivienda en alquiler en España ofrecía a su propietario un rendimiento del 5,7%, cifra que se eleva hasta el 6,9% en el caso de las oficinas y hasta el 7,% en el caso de los locales comerciales. Ahora bien, estas alternativas no siempre están al alcance del bolsillo del pequeño inversor. 

Una alternativa es invertir en fondos inmobiliarios, muchos de los cuales han aprovechado el repunte del sector en el último año, sobre todo del mercado de oficinas. Sin embargo no hay que olvidar que estos productos tienen poca liquidez y deben contemplarse como inversión de largo plazo. Esto se ha comprobado a raíz del Brexit, al colapsar varios fondos inmobiliarios del Reino Unido por no poder hacer frente a  las numerosas peticiones de reembolso tras conocerse el resultado del referéndum.

Si el inversor no aspira a ser un gran conocedor de los canales de inversión inmobiliaria y sólo desea invertir unos ahorros en la compra de un piso en España, tenemos que escoger bien y analizar los distintos mercados geográficos. En el último año destaca el buen comportamiento de Madrid, en donde se ha reducido drásticamente el excedente de vivienda. También los principales entornos urbanos y costeros, principalmente en las zonas centro y más comerciales, se ha producido un repunte digno de mención. En todo caso, el comportamiento ha sido muy desigual y aún tardará un tiempo en verse un alza de precios generalizada en todos los territorios.

Cada vez es más difícil encontrar opciones rentables de inversión sin asumir riesgos. Con los depósitos y los valores de renta fija de mayor calidad generando rentabilidades cercanas a cero, los rendimientos exigen un mayor esfuerzo en el análisis y valoración de activos y sectores. Aún así, si se abarca el mercado con una perspectiva más amplia, existen opciones interesantes en renta fija, sobre todo en bonos high -yield o en bonos soberanos de determinadas economías emergentes, también en fondos o ETFs centrados en mercados o sectores con potencial o incluso en el sector inmobiliario español. Todo es cuestión de diversificar con cierta calidad, confiar en que los principales nubarrones de la economía global sigan alejándose, leer bien el escenario macroeconómico y tener algo de suerte.

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