Biosgal audita los protocolos de seguridad de las granjas para eliminar riesgos para los animales y los alimentos
Con paso lento, pero decidido. Así ha desarrollado sus actividades la empresa ourensana Biosgal, una firma que se ha especializado en servicios de seguridad en las explotaciones ganaderas, fundamentalmente. Ahora el mercado entiende de qué se habla cuando se cita el término bioseguridad, pero no siempre ha sido así. Tomás González López, socio y administrador de la citada firma, lo reconoce abiertamente: “El crecimiento fue muy lento porque hemos tenido que inculcar al mercado un concepto diferente porque generalmente las empresas piensan más en curación que en prevención”.
Su trabajo es, precisamente, aplicar protocolos de prevención, pero también aplicar tratamientos en materia de bioseguridad. Tomás González recuerda que el factor prevención ha tardado en llegar a las granjas de animales, pero ahora ese camino ha comenzado a recorrerse, por lo tanto “tratamos de que haya las menores patologías posibles”, como recuerda el representante de la empresa. Sin embargo, en ese camino pedagógico aún hay mucho que hacer, también en las grandes empresas. Es decir, como él razona, “ya no tienes que convencer al ganadero, sino a las macroempresas del sector para que entiendan lo que es la bioseguridad”.
En su cartera de servicios se encuentran actividades como el establecimiento de puntos críticos dentro de las explotaciones ganaderas, que puedan ser potencialmente peligrosos y actuar sobre ellos. También incluye la aplicación de protocolos de trabajo que permiten reducir al máximo los riesgos que puedan producirse en una granja. Biosgal lo que hace, además de identificar los puntos en los que debe intervenir para garantizar todos los procesos de seguridad, es aplicar los tratamientos. Indica Tomás González que “aquellas empresas a las que les elaboramos el proyecto suelen pedirnos que lo implantemos, que lo llevemos a cabo”.
Esa es otra de las patas de la empresa: no solo planifican las actuaciones en materia de seguridad sino que abordan su puesta en marcha. En ese aspecto se incluyen actuaciones en materia de desinfección de las explotaciones, análisis de las aguas para identificar potenciales peligros o la realización de analíticas de control en varios departamentos. En definitiva, como subraya el representante de esta firma, “intentamos aportar soluciones globales en el campo de la prevención”.
MODELOS
Distingue la empresa dos tipos de seguridad: la pasiva y la activa. En la primera de ellas se trata de aplicar protocolos de seguridad para determinar qué agentes que circundan a una explotación pueden ser potencialmente nocivos. Por lo que se respecta a la segunda, “también es de suma importancia porque ahí debes intervenir en vigilancia extrema en la mejora de limpieza, el control de las personas que entran a cualquier dependencia o en la mejora de las aguas que se utilizan, cuestiones que son cruciales para prevenir patologías”.
El representante de Biosgal indica que las empresas “cada vez están más concienciadas”. Tomás González recuerda que la intervención en todos estos apartados beneficia también “el rendimiento de los animales en las granjas”. Además, la Administración ha iniciado el camino de exigir el control integral sobre los riesgos potenciales en las explotaciones ganaderas. Pese a ello, Tomás González recuerda que “cada administración suele ser más o menos exigente, dependiendo del sector, pero suelen ser las empresas las que toman conciencia cada vez mayor”. Recuerda que “en la actualidad un trabajador se cambia de ropa al entrar o al salir, se ducha y se conciencia en una serie de normas que hace veinte años eran impensables”. Biosgal forma parte de un grupo de empresas que han puesto en marcha el proyecto Envirsec, especializadas en el campo de la seguridad “que pretendemos unir nuestra experiencia para buscar soluciones más efectivas y económicas en el campo de la seguridad en las explotaciones ganaderas.
