Análisis

Una semana de sobresaltos en los mercados

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photo_camera L.R.

El optimismo mostrado en los últimos meses sobre la coyuntura económica para este año 2018 se vio ensombrecido esta semana por el desasosiego vivido en la bolsa estadounidense a partir del pasado lunes cuando en un solo día los principales índices registraron una fuerte caída

Arrastrando en la caída al resto de índices mundiales en esta espiral, la inestabilidad parece haberse instalado en las bolsas de todo el mundo.

En todo caso, la creciente volatilidad que pueden vivir los mercados bursátiles puede estar justificada sin invalidar una visión optimista de la economía en el corto plazo, aunque siempre atentos a los puntos débiles y a los desequilibrios que siempre acompañan a una fase alcista de la producción a nivel mundial, sin que el momento actual sea una excepción.

En el Foro de Davos celebrado a finales de enero, Donald Trump sacó pecho de su gestión poniendo el foco en la bolsa norteamericana.  Dijo que con él en el poder se había revalorizado un 50% y eso daba buena muestra del efecto positivo de sus medidas económicas.

No fue del 50%, sino del 35%, pero más allá de las habituales exageraciones del mandatario, esta semana se vivieron jornadas turbulentas que por momentos hacían presagiar lo peor.

Por supuesto, por más que muchos líderes como Trump transformen en causa propia todo efecto positivo que sea coetáneo a su gestión, ni todo el brillo que reflejaban las bolsas era atribuible siquiera en gran medida a Trump, ni ahora todos los temores del mercado, por supuesto, tienen que ver con sus políticas más inmediatas.

Lo cierto es que las buenas perspectivas de la economía mundial anclan mucho tiempo atrás con la culminación del éxito de las medidas expansivas de los bancos centrales y cierta superación de determinados riesgos geopolíticos, pero ninguna expectativa por excelente y sólida que se juzgue, puede sostener un incremento continuado y constante en la bolsa por un intervalo muy amplio de tiempo, sin que en algún momento tenga lugar una corrección de la “euforia” y de la inercia compradora de títulos.

Este ha sido el caso que hemos vivido esta semana, con ciertos factores macroeconómicos de fondo que han desatado un sobresalto que podría volver a reproducirse en la misma medida que determinados puntos débiles de la actual etapa de crecimiento se muestren en mayor grado del esperado. 

Tipos de interés

Así, si tuviésemos que explicar lo que pasó esta semana, en primer lugar tendríamos que hacer una reflexión a partir del sentimiento del mercado sobre la evolución de los tipos de interés.

Dando por hecho que las políticas monetarias en Estados Unidos y Europa tenderán hacia la “normalización”, dejando de comprar deuda y favoreciendo una progresiva subida de tipos de interés, un alza de tipos por encima de lo esperado provocaría tensiones en el mercado de bonos y también un encarecimiento de la financiación, tanto pública como privada, que podría desembocar en recesión en caso de no medir bien los tiempos.

Así, el reciente nombramiento de Jerome Powell como máximo responsable de la FED en lugar de Janet Yellen ha sido interpretado como un empujón hacia una aceleración de las políticas monetarias más restrictivas.

Si a esto sumamos los buenos datos de empleo y salarios en Estados Unidos en los últimos meses, que podría traducirse en un mayor recalentamiento de la economía con las consiguientes tensiones inflacionistas, el temor a que la Reserva Federal suba los tipos de interés por encima de lo esperado, ha calado en el mercado. 

Pero en cualquier caso, todo parece indicar que no es probable que Powell se aleje del camino marcado para una subida muy gradual y prudente de tipos de interés, pendiente también de la cotización del dólar, de la competitividad de industria estadounidense y, en definitiva, de no dañar las buenas expectativas de crecimiento económico en el corto plazo.   

Otra de las causas de la volatilidad vivida por los mercados podría ser la lógica recogida de beneficios tras una etapa de escalada continuada de la bolsa norteamericana que se ha acelerado en los últimos tiempos, tal que un ligero cambio en las expectativas pueda provocar que los algoritmos que rigen las decisiones “automatizadas” hayan convergido en réplicas de venta.  

Impacto en el IBEX

Los efectos del movimiento brusco en EE.UU. se trasladaron a las bolsas asiáticas y europeas.

En concreto el IBEX sufrió un fuerte castigo en esta semana que se sumó a las bajadas que ya había experimentado al inicio de mes, cerrando en niveles que no se veían desde marzo de 2017.

Además el indice español, junto con el italiano, han sido receptores de crecientes apuestas bajistas por parte de fondos especulativos, con vistas a aprovechar los efectos de una creciente incertidumbre a medida que se acercan las elecciones en Italia y en vista de que el problema catalán sigue sin solución definitiva, y quizá también apostando porque en el caso de una subida de tipos de interés más rápida y acentuada de lo esperado, ésta afectaría negativamente y en mayor medida a las economías más endeudadas del sur de Europa, como la española y la italiana.

Así, tras el descalabro del lunes, la inestabilidad se ha adueñado de las principales bolsas a lo largo de estos días y es posible que la incertidumbre en los mercados esté más presente a partir de ahora, pero también hay muchos factores que van a jugar a favor de la estabilidad por lo que es también muy probable que las correcciones no sean excesivas y se abran buenas oportunidades de compra.

Aún así no hay que olvidar que los máximos continuados en la bolsa norteamericana tras un largo periodo de crecimiento sostenido, al margen de que la reforma fiscal recientemente aprobada en el país actúe como soporte de las cotizaciones a corto plazo, pueden provocar que pequeñas alteraciones en las previsiones macroeconómicas reproduzcan momentos para contener la respiración como los que se han vivido esta semana. 

En todo caso, este no parece un año que presagie un gran crash bursátil, pero Donal Trump debería reflexionar sobre las continuas advertencias que siempre se han hecho a los lideres que pretenden ganar méritos con las subidas de las bolsas, porque de hacerse acreedor de las etapas alcistas, en cualquier momento un patinazo de los mercados hundirá sus credenciales para ejercer como timonel económico. 

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