ANÁLISIS

¿Qué será de la banca tradicional en España?

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La Unión Bancaria se ha ideado para resolver eficaz y eficientemente futuras crisis bancarias que se puedan producir en Europa 

A pesar de este resultado excepcional, el sector todavía presenta numerosos puntos débiles como su margen de intermediación, que cayó un 3% con respecto al mismo período del año anterior, fruto de un entorno de tipos de interés bajo y una continua caída del volumen de crédito en los últimos años. Concretamente en el año 2017, las entidades de depósito apenas obtuvieron un 2% de margen de intermediación, circunstancia que podría comprometer seriamente el modelo de negocio de la banca tradicional.


ADELGAZAMIENTO DE ESTRUCTURA


La progresiva reducción de la actividad bancaria, junto a una dificultad añadida de encontrar clientes solventes, pone en entredicho la capacidad del sector para incrementar la rentabilidad a través del margen de intereses. Dada la complejidad y la difícil situación a la que se llevan enfrentando las entidades financieras españolas para encaminar el negocio por una senda sostenida y sostenible en términos de rentabilidad, estas se han visto en la necesidad de realizar un notable esfuerzo en forma de reducción de costes operativos. Esto ha supuesto una drástica reducción de oficinas desde el año 2007 en una proporción cercana al 40% y de empleados en casi un tercio de los que había antes de que empezase la crisis financiera.

El acelerado adelgazamiento de sus estructuras ha permitido mejorar notablemente el ratio de eficiencia del sector hasta situarlo en una mejor posición relativa con respecto al resto de sistemas bancarios europeos. El coste de los recursos empleados para la generación de beneficios continua siendo más bajo en España que la media europea y que los principales países europeos. El ratio de eficiencia de las entidades españolas se sitúo a finales del año 2017 por debajo del 55%, mientras que el ratio calculado para los bancos de los principales países europeos (Alemania, Francia, Italia, Inglaterra) excedió el 60% en la mayor parte de las entidades.

Otro factor que ha comprometido seriamente la solvencia del sector tiene que ver con el significativo volumen de activos improductivos que todavía presentan los balances de las entidades bancarias, a pesar de la intensidad con la que se ha reducido a lo largo de estos últimos años la tenencia de dichos activos, lo que ha propiciado una menor dotación de recursos destinados a provisiones en el sector. Un aspecto relevante al que tendrán que enfrentarse las entidades de ahora en adelante, como consecuencia del estallido la crisis financiera en el año 2008, es al progresivo aumento de la presión regulatoria en forma de mayores requerimientos de capital sin que esto se haya traducido en una menor percepción de riesgo por parte del mercado en relación al negocio bancario.


EL RETO DE LA UNIÓN BANCARIA


Aunque el verdadero desafío al que se enfrenta el sector tiene que ver con la culminación de la Unión Bancaria, la cual va a conllevar una importante reforma de la Eurozona en la que ya se ha concretado el Mecanismo de Europeo de Estabilidad (MEDE), instrumento ideado para contrarrestar posibles desequilibrios financieros que se puedan suceder en el espacio monetario único, dada la elevada fragmentación que se evidenció en el seno de la zona euro en la última crisis financiera.

La Unión Bancaria se ha ideado para resolver eficaz y eficientemente futuras crisis bancarias que se puedan producir en Europa y conseguir la necesaria desvinculación entre los riesgos bancarios y soberanos, los que tienen que ver con la deuda emitida por los Estados. Para ello se puso en marcha el Mecanismo Único de Supervisión para sentar las bases relativas a una supervisión armonizada, aunque este se enfrenta a una enorme disparidad en lo que respecta a la configuración del sistema bancario europeo.


UN MODELO MINORISTA


El hecho es el que modelo de negocio de las entidades financieras españolas se caracteriza por un fuerte sesgo hacia la intermediación financiera que se concreta en un modelo claramente minorista. En el balance de las entidades españolas se observa un cierto desequilibrio financiero en cuanto a que el importe de los depósitos es inferior al que contabilizan los créditos, brecha que han resuelto las propias entidades a través de la financiación que obtienen en los mercados mayoristas en el exterior. A diferencia de la banca alemana y francesa, en la que predomina una actividad bancaria más ligada a los mercados de capitales y la banca de inversión, la española ha progresado hacia una mayor equiparación entre créditos y depósitos haciéndola menos dependiente de la financiación exterior.

Aún así, la reciente irrupción de nuevas tecnologías que transformarán la actividad bancaria de la mano de las fintech, con una oferta de servicios más en conexión con el perfil de los nuevos usuarios de los servicios financieros, los llamados nativos digitales, condicionarán el devenir de los acontecimientos en el ámbito financiero en un futuro no muy lejano.

Esta oleada tremendamente disruptiva, en relación a la futura configuración del negocio, podría ofrecer al sector una enorme oportunidad de cara a alcanzar una evolución más acorde con la nueva realidad a la que se va a enfrentar, aunque también representa todo un reto y la posible desaparición de la propia banca tradicional si no asume la innovación como el único camino a seguir y así poder sobrevivir a los revolucionarios cambios que se avecinan tanto a nivel tecnológico como social.

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