CON PRIMA DE RIESGO

El turismo, un valor con futuro, con marcadas posibilidades pero grandes desequilibrios

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Las administraciones y los agentes empresariales deben definir un nuevo modelo para el sector 

España es un país líder en materia de turismo, solo el año pasado superó los 65 millones de visitantes extranjeros, es decir, más que habitantes tiene nuestro país. Como potencia mundial destacamos en el turismo de sol y playa pero cada vez más mostramos nuestro potencial en el turismo de salud, de compras o cultural. El turismo es el motor del crecimiento y se identifica en los números de empleo creado, ya supera la restauración a los empleos de la construcción, siendo sector líder de la recuperación del trabajo.

Además, el turismo es el equilibrador de la balanza  de pagos internacional, hasta 3.613 millones de euros. En general el sector ha movido unas cifras de 7.805 millones de euros en negocio, provocado por 9.440.000 viajes por el país, y más de 27.000.000 de pernoctaciones. Datos que representan un sector líder a nivel mundial. 

En el caso gallego, el territorio muestra un enorme potencial de recursos y oferta turística. Oferta que el mercado cada vez valora más y que sin duda es motor de desarrollo económico. Según el Instituto Gallego de Estadística (IGE) en 2015 algo más de 4 millones de turistas visitaron Galicia, unos números que registran un importante aumento desde 2007, con algo más de 3,7 millones de turistas, lo que representa un aumento del 9,2%. En conjunto el turismo aportó al PIB de Galicia un total del 12% en el año 2015, y el 11% del total del empleo. Lo que equivale a afirmar que es un sector clave de la economía, que es capaz de atraer extranjeros a Galicia, eso sí, ni de cerca llega a las cifras de otras comunidades como Valencia o Mallorca. 

Un dato es que la cifra de pernoctaciones hoteleras no crece, (2008 a 2015). Lo que significa que Galicia se ha convertido en un territorio de visitantes de la propia comunidad o de origen portugués pero no de grandes movimientos internacionales. Además, los datos muestran una vez más una diferenciación de resultados por territorio y por comarcas. Donde se vuelven a ver las diferencias sempiternas de la Galicia interior y la Galicia costera, en especial entre el caso de Pontevedra en comparación con Ourense. Los esfuerzos de Ourense como la provincia termal y natural acortan  diferencias pero todavía persisten. Los datos ourensanos representan cerca del 8% de las pernoctaciones gallegas, cifra a todas luces reducida.

Galicia recientemente ha presentado su nuevo plan de objetivos turísticos donde se aspira a superar los 6.000.000 millones de viajeros, cifra que supondría un récord de la comunidad.  El objetivo es fomentar los distintos caminos de Santiago y apostar por el turismo sostenible. Muy bien, pero todos los agentes del sector entienden que el desarrollo debe ser global y definido estratégicamente, eso significa afrontar problemas estructurales, como puede ser el caso de la diferencia de territorios o los problemas de gestión de la oferta y de la demanda. Así como problemas históricos, caso de la gestión de los aeropuertos. Galicia tiene tres, pero el aeropuerto Sá Carneiro de Oporto es el que se lleva la tostada tanto en el número de pasajeros como de rutas de viaje. Es el líder absoluto del espacio de la Eurorregión. 

Otro problema que se debe afrontar es el de la aglomeración en zonas concretas, caso del turismo de sol y playa que se congrega en territorios concretos de Galicia, o la oferta de turismo de ciudad donde el referente principal es Santiago de Compostela. Esta situación se está convirtiendo en un arma de doble filo  ya que la atracción turística está desvirtuando la imagen de los cascos viejos y provocando problemas de convivencia vecinal e incluso la expulsión de los habitantes habituales “de toda la vida”. A ello debemos sumar lo ya dicho, de que el grueso de las visitas es vía excursión de un día sin pernoctación, o dicho de otra manera, visitas de “bocata”, que se debería debatir si ese perfil es de interés para nuestro futuro turístico. 

De otro lado la hotelería gallega muestra ratios inferiores al resto de España, lo que dificulta la inversión en nuevos proyectos hoteleros y la mejora de los actuales. Problema que puede agravarse con la reciente aprobación del uso turístico de apartamentos y que puede provocar la “huida” de inversiones en el sector. 

Otros debates pueden ser hasta dónde se deben limitar las acampadas o el turismo de caravana, y si su presencia es beneficiosa o no. Galicia sin duda debe apostar por el turismo cultural, por ejemplo Ourense, con su grandiosa oferta de románico. O el reconocido internacional del Camino de Santiago, que es colofón a una enorme oferta cultural e histórica. La naturaleza muestra una gran variedad de riquezas que deben preservadas pero también expuestas para el disfrute de vecinos y visitantes. En general el turismo de Galicia, en especial de la Galicia interior, muestra a la vez un gran potencial pero también debe afrontar sus problemas estructurales. 

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