CON PRIMA DE RIESGO

Vivimos tiempos de descuento gracias a la generosidad del Banco Central Europeo

Dibujo

Por una mayor necesidad social aumentamos el gasto corriente financiado con deuda pública

EL COSTE DEL DESGOBIERNO

Se cumplieron los pronósticos y Mariano Rajoy se tuvo que conformar con 170 votos favorables de su partido, Ciudadanos y Coalición Canaria, insuficientes frente a los 180 con los que el resto votaron en bloque contra una investidura que fracasó en su intento de nombrarlo Presidente de Gobierno.  Y por ello y por segunda vez, habrá más, el actual acaparador del momento es el desgobierno, y poco más  sabemos de lo que podremos esperar de cara a los próximos meses o si tendremos que volver a votar en diciembre, aunque todo tiene un coste. La celebración de unas nuevas elecciones supondrá por tercera vez en menos de un año  un gasto de ciento treinta millones de euros; un pico considerable basado en costes logísticos.  

Aunque la pérdida de estar sin gobierno según un estudio de BBVA se estima en  10.000 millones de euros entre los años 2016 y 2017 en un país donde el Estado ocupa el 45% de la economía. El estudio calcula que, en caso de desgobierno la tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto  en 2016 se reduciría en 0,5 puntos desde el  2,7% previsto al 2,2%,  y en 2017 en 1,3 puntos porcentuales, desde el  2,7% al 1,4%, con lo que la tasa de crecimiento prevista se reduciría a la mitad. Y si cada punto del PIB equivale a unos 10.000 millones de euros, en lo que va de año la factura de la incertidumbre prolongada llega a los 5.000 millones. Y para arreglar esta “desfeita”  todos proponen lo mismo: más impuestos y más gasto, por lo que bajo el argumento de un mayor necesidad  social, aumentamos el gasto corriente financiado con deuda pública e incrementamos la presión fiscal a pesar de que recaudamos menos con la creencia de que tenemos un problema de ingresos.

Con lo que acumularemos otros 180.000 millones de deuda en tres años antes de que una nueva crisis de deuda nos despierte del cuento de que se baja el déficit gastando.  Y resulta paradójico que,  a la vez, aquellos que prometen un aumento de la presión y del esfuerzo fiscal nos digan que no se puede llevar a cabo un ajuste como el que nos exige Bruselas en base a que nos llevaría directos a una recesión;  aunque el país lleve ocho años sobrepasando el límite de déficit del pacto de estabilidad con una expansión fiscal acumulada de más de 600.000 millones de euros. Por lo que una promesa electoral de relajar el déficit para cumplirlo más adelante lo que hace es agrandar el agujero. La opciones politicas que tenemos, quedan muy lejor de aquellas ganas de limpieza y de cambio  que se respiraban en la primera convocatoria electoral allá por diciembre. La primera pasa por un gobierno socialista a través de un acuerdo con Ciudadanos y Podemos excluidas las exigencias independentistas de los partidos nacionalistas;  la segunda es un paso atrás de Rajoy que no se vislumbra que suceda  y el problema es que no nos queda mucho margen. Vivimos tiempos de descuento gracias a la generosidad del Banco Central Europeo con dinero  barato y al blindaje de la prima de riesgo; mientras los problemas a los que se enfrenta el país no esperan: una burbuja de deuda con el crecimiento más rápido de  toda la Unión Europea, un déficit de la Administración Pública y un sistema de pensiones que exigirá fuertes recortes que se iniciarán con toda probabilidad en el próximo año cuando se agote la hucha de los ahorros.  Por lo que mientras vamos erosionando el crecimiento potencial con incertidumbre política y negamos nuestros desequilibrios, preparamos la próxima recesión que vendrá seguro a repetir los mismos errores, aunque será más grave. Cuando el bajo coste de deuda y la alta liquidez no estén para suplir un modelo endeudado y con un valor añadido muy bajo. Algo que sucederá en cuanto los mercados asuman la imposibilidad de que  la deuda sea devuelta.

BALANCE  DE SUMAS Y SALDOS

Más fácil lo tiene según todas las previsiones, el equipo al frente de Galicia durante estos años de recesión,      ante la próxima renovación de gobierno. Desde el inicio del año se constata un cambio tenue que mejora las expectativas económicas, en especial en cuanto a las cifras macroeconómicas de producto interior bruto, reducción de un déficit público que no llega al medio punto y con récord histórico de exportaciones que ganan peso porcentual. Aunque en realidad si la exportación gana peso es porque todo lo demás baja, debido a las políticas económicas contractivas aplicadas  que tenían como objetivo fundamental la reducción del déficit público y han provocado un recorte sin precedentes en las principales partidas de gasto. Hoy a pesar de la dureza de estas políticas la deuda gallega representa el 18,6% del PIB aunque el lado más micro de las cifras lleve a una situación laboral, que todavía requiere impulso en un pais que no debería tener paro por  sus recursos industriales, agricolas ganaderos y turisticos. Las bazas están echadas,solo falta saber si será  buena la campaña de la nécora.

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