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Francisco Vázquez: "Fui un puente entre Roma y España que sufrió mucho"

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photo_camera Francisco Vázquez Vázquez.

El exmbajador de España ante la Santa Sede protagoniza el Foro La Región que se celebra a las 20,15 horas en el Marcos Valcárcel y que estará presentado por Veiga Pombo

Sobre las 10 de la mañana, el 17 de enero de 2006, Zapatero descolgó el teléfono porque necesitaba a Francisco Vázquez Vázquez, alcalde de A Coruña en aquel momento. El gallego era su hombre para encauzar las relaciones entre el Estado y la Iglesia como embajador de España ante la Santa Sede. El cargo le duró cinco años a este coruñés con raíces en Ourense.  "Se me identifica como alcalde de A Coruña pero toda la familia de mi padre es ourensana y me siento orgulloso de ello".  A las 20,15 horas protagoniza el Foro La Región en el Marcos Valcárcel, donde hará un rastro por la huella de España en Roma. "Quiero añadir que es una satisfacción ser presentado por Manuel Veiga Pombo, a quien aprecio bastante", dice.

¿Qué significó aquella llamada?

Me permitió desempeñar un cargo de gran importancia política pero también precioso. Recuerdo esa fecha como también recuerdo el 23 de mayo de 1983, cuando tomé posesión como alcalde de A Coruña. 

¿Se considera más alcalde o embajador?

Me considero servidor público, de esa manera fui educado por mi padre. Entendí como un servicio a la sociedad mi vocación política, conforme a mi conciencia y a mis convicciones ideológicas. Aunque fui muchos años alcalde, guardo morriña de mi condición de embajador en Roma. Fueron cinco años intensos y bonitos, de gran contraste con la anterior etapa. Era un trabajo político, en un debate permanente de ideas, con un peso de la historia muy importante. 

¿Qué le preocupaba a España de sus relaciones con Roma?

Creo que la preocupación era más de la iglesia hacia el Gobierno. Sin haberlo previsto en su programa electoral, el Gobierno de Zapatero había tomado una serie de decisiones como el divorcio exprés, el matrimonio de personas del mismo sexo, o la modificación de la ley del aborto; implicaban un quebrantamiento de las pautas que marcaban las relaciones institucionales con los valores de la Iglesia. Conseguí resolver el problema de la financiación de la iglesia y la situación legal de los profesores de religión, dos viajes del Santo Padre a España y que Zapatero fuera a Roma a entrevistarse con el Papa. Por esa entrevista, logré frenar un proyecto de ley de libertad religiosa que hubiera supuesto un enfrentamiento grave entre la Iglesia y el Estado.

¿Ve necesario ser católico para ser embajador en Roma?

No necesariamente, lo que hace falta es sensibilidad y conocimiento de la historia y de los principios morales y éticos de la Iglesia católica, para poder ser puente. El éxito de los cinco años de mi gestión fue ser puente entre dos orillas, un puente que sufrió mucho. El Gobierno me decía: "No te olvides que eres el embajador del Gobierno" y en el Vaticano me decían que "no me olvidase de que era católico".

¿Cómo es esa relación hoy?

Yo creo que son correctas conforme a los valores constitucionales. En España hay quien vuelve al pasado y resurge un cierto anticlericalismo que intenta cercenar esa libertad religiosa en el derecho de los padres de elegir la educación de sus hijos. Hay una hostilidad clara contra el hecho religioso y la descristianización que hay en nuestra sociedad es la consecuencia de esta pérdida de valores.

El debate de la religión en la enseñanza pública.

La enseñanza de religión es voluntaria para que aquellos padres que quieran conocer los valores religiosos, no solo de la Iglesia católica. Asistimos a un proceso político muy interesado en lo que se busca es acabar con los valores de la transición democrática e implantar una serie de valores muy distintos a los que han imperado estos años, sobre todo en uno fundamental: se intenta romper el espíritu de la gran reconciliación nacional, la principal aportación de la transición democrática.

La memoria histórica...

Es la peor ley que se ha hecho en España y la peor aportación a la convivencia española. Y lo digo habiendo sido miembro de un partido que impulsó esa reconciliación.

¿Darse de baja del PSOE fue rápido o meditado? 

Fue una decisión muy dolorosa. Soy militante del PSOE desde la clandestinidad. El actual PSOE nada tiene que ver con la historia y los valores políticos que desde siempre tuvo la socialdemocracia en España. En la actualidad, es un partido okupado. 

¿Qué opinión tiene del embajador actual? 

El señor Bugallo, oriundo de Betanzos. Hasta tenemos parentesco lejano. Es un gran diplomático, viene de una embajada difícil como es Ucrania, que la superó perfectamente. Está desarrollando una magnífica valor en Roma.

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