Autor del libro "La legión perdida" presentará hoy, a las 20,15 horas en el Centro Cultural Marcos Valcárcel
Santiago Posteguillo presentará hoy, a las 20,15 horas en el Centro Cultural Marcos Valcárcel dentro del Foro La Región, su libro "La legión perdida", el desenlace de la trilogía que ha escrito sobre el emperador Trajano.
¿Cómo se asume acabar una relación tan larga con un personaje?
Por un lado, cierta sensación de pena por dejar un personaje con el que has estado siete años y que merece mucho la pena, como Trajano. Gobernaba pensando en el bien público, obligaba a los corruptos a devolver el dinero, se preocupaba de los desfavorecidos de Roma, y todo lo hacía sin subir impuestos. Además entendía que no se podía exigir nada a no ser que se hiciera con ejemplaridad. Por otro lado, está la satisfacción de haber culminado una obra de 3.600 páginas en tres volúmenes donde he podido dar a conocer su figura a un público amplio.
¿Cómo le enganchó Trajano?
Me llamó mucho la atención que siendo el primer emperador hispano que llevó a Roma a su máximo esplendor, a sus máximas cotas de poder, parecía que estaba relativamente olvidado, que no había llegado a mucho público. Descubrí que no sólo era un excelente militar, sino que también reunía todas estas características de liderazgo. Me pareció bien recordar que se podía ser líder pensando en el bien público.
¿Por qué este olvido?
Por varios factores. Por un lado, está nuestra natural tendencia de no saber valorar lo bueno de nuestra historia, ya está bien de que sólo celebremos nuestras derrotas. Por otro lado, tengo la teoría de que al ser un personaje que en su intimidad era homosexual, algo totalmente normal a principios del siglo II, durante muchos años en este país eso suponía un estigma, algo que afortunadamente ya se ha superado.
¿Si Trajano no hubiera sido hispano sería más conocido?
Sin ninguna duda. Si hubiera nacido en Londinium, estoy convencido, no ya sólo de que habría multitud de novelas escritas por anglosajones sobre su figura, sino que habría películas de Hollywood sobre él. Pero como no es de origen anglosajón y nosotros no sabemos reconocerlo, estaba ahí escondido. Debemos sentirnos orgullosos de que sea parte de nuestra historia.
¿Tenemos complejos con nuestra historia?
Tenemos un amplio desconocimiento. Nuestros propios sistemas educativos no han ahondado suficientemente en valorarla, sin hacer un patriotismo patotero, y la línea de reducción sistemática de las humanidades que se está llevando ahora, ahonda más en esta herida. Al final, tendremos una educación que sólo enseñe destrezas, pero se olvidará de lo más esencial que puede aprender un alumno a través de su educación, transformarse en una persona crítica. Tengo la teoría que desde el poder se busca el adocenamiento de las personas y no se busca que la gente piense, reflexione, sino que cuando coja la papeleta para votar no tenga muchos elementos para valorar. Pero, afortunadamente, no han conseguido todavía, desde el poder, eliminar la curiosidad de las personas.
Mirando hacia atrás, ¿hemos progresado o involucionado?
En algunos aspectos, evidentemente hemos progresado. Nadie puede negar el avance tecnológico, sin embargo, en el desarrollo de nuestras relaciones humanas, de cómo pensamos, somos leales o traicionamos, amamos u odiamos, se mantiene prácticamente igual. La naturaleza humana no ha evolucionado a la par que la ciencia, y esto trae que la lucha por el poder, la deslealtad y el abuso de unos pocos sobre unos muchos sigue siendo muy sobresaliente. Este es un aspecto que nos lo tenemos que mirar, porque el planeta da para lo que da. No nos podemos permitir seguir teniendo una guerra tras otra en el planeta.
