JUICIO / GALICIA

Los acusados de trata de nigerianas culpan a la red familiar en Marruecos

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photo_camera Joy I., su marido Osaretin U., y su hermano Isaac Frank O.I. en el juicio.

La Fiscalía acusa a Joy I., su marido Osaretin U., y su hermano Isaac Frank O.I., todos de origen nigeriano, de varios delitos, entre ellos, pertenencia a grupo criminal.

Los tres acusados de integrar una red de trata de mujeres que traían a España desde Nigeria, y a las que supuestamente coaccionaban para que se prostituyesen y saldasen la deuda contraída, han negado este martes los hechos, en el juicio que se sigue contra ellos en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo.

La Fiscalía acusa a Joy I., su marido Osaretin U., y su hermano Isaac Frank O.I., todos de origen nigeriano, de varios delitos, entre ellos, pertenencia a grupo criminal, inmigración clandestina, trata de mujeres con fines de explotación sexual, falsedad o delitos contra la integridad moral. Pide para ellos penas que suman 65 años de cárcel.

El ministerio público considera que formaban parte de una red que se dedicaba a captar mujeres en Nigeria y que organizaba su traslado hasta Marruecos, donde un familiar de Joy e Isaac Frank preparaba su entrada en España (en cayuco, patera o de cualquier otra forma similar). Ese familiar, identificado como Peter, ponía a las mujeres en contacto con Joy, que las acogía una vez en España y les ordenaba ejercer la prostitución o trabajar en los invernaderos de Almería para saldar la deuda contraída (unos 35.000 euros).

En todo este proceso, según la acusación pública, existían amenazas y coacciones continuas de Joy y de Peter, que llamaban "constantemente" por teléfono a las mujeres, para amedrentarlas y recordarles que estaban 'atadas' por un rito vudú. Asimismo, les reclamaban ingresos periódicos para satisfacer dicha deuda e incluso se quejaban si "trabajaban poco".

En al menos dos casos, las presiones se agravaban por el hecho de que Joy y su marido se habían hecho cargo de los hijos menores de dos de las mujeres. Por ese supuesto cuidado, reclamaban a las víctimas el pago adicional de unos 250 euros al mes, aunque la Fiscalía sostiene que maltrataron a los niños (a los que ataban a la cama y daban pastillas para adormilarlos), que fueron rescatados por la Policía con síntomas de desnutrición, distrofias musculares, cicatrices de quemaduras, y otros daños.

ACUSADOS

En la vista que ha comenzado este martes, la acusada Joy I. ha reconocido que había alojado en su casa a dos de esas mujeres, pero ha precisado que lo hacía por "hacerles un favor", y que la deuda que tenían "era cosa de ellas con Peter". Así, ha negado que ella controlase su actividad de prostitución, o que les reclamase ningún pago.

Del mismo modo, ha indicado que había cuidado a los bebés de esas dos mujeres, y que les pedía dinero para su manutención. En esa línea ha negado los malos tratos a los bebés, y ha señalado que las llamadas a las víctimas y a sus familias eran para que fueran a recogerlos y hacerse cargo de ellos, porque ella estaba "harta" de cuidarlos.

Su marido, Osaretin U., también ha negado su implicación en la trama de tráfico de mujeres y, aunque ha admitido que había ido a recoger a dos chicas a la estación de tren para llevarlas a su casa, ha matizado que actuaba siguiendo instrucciones de Joy.

Este acusado, que aseguró desconocer las actividades ilícitas de su cuñado Peter y de su mujer, también ha negado haber atado a los niños a la cama (pese a las grabaciones telefónicas que así lo evidencian) o haberles dado pastillas para dormir.

En la misma línea, Isaac Frank ha señalado ante el tribunal que no participaba en ninguna actividad relacionada con el tráfico de mujeres, y que su fuente de ingresos era la compraventa de cámaras y equipos electrónicos. Las defensas de los tres han reclamado la libre absolución.

INVESTIGACIÓN

La investigación policial de este grupo arrancó en 2013, a raíz de una denuncia de una de las víctimas, que ejercía la prostitución en Vigo. La Policía ya la conocía porque había sido identificada dos años antes, y se le había abierto un expediente de expulsión, por estar en España en situación irregular.

Ya en aquel momento, los agentes de la Brigada de Extranjería tuvieron el "pleno convencimiento" de que esa mujer cumplía los requisitos del perfil de víctima de una red de trata, a pesar de que ella lo negaba.

En febrero de 2013, la víctima (ahora testigo protegida) se presentó a denunciar los hechos acompañada de una persona de la ONG Faraxa. Los agentes que la escucharon han prestado declaración este martes en el juicio, y han corroborado que la chica ofreció datos sobre su proceso migratorio, la explotación sexual, y las amenazas de Joy y Peter.

Asimismo, han ratificado que la mujer estaba "nerviosa" y que se mostró "aterrorizada" ante la sola mención de los ritos vudú. "Era pánico lo que tenía", ha señalado un testigo policial, quien también ha confirmado que ese "terror" es habitual en mujeres víctimas de estas redes, que abusan de ellas usando sus creencias religiosas como medio coercitivo.

Así, varios agentes han explicado que esa testigo protegida encajaba a la perfección en el perfil de mujeres explotadas por estos grupos: introducidas clandestinamente en Europa, obligadas a ejercer la prostitución bajo la amenaza del vudú (una amenaza que se extiende a sus hijos y a la familia que se quedó en su país de origen), indocumentadas y trasladadas continuamente para evitar que se arraiguen en algún sitio.

Los testigos policiales también han confirmado que se ordenaron escuchas telefónicas y que fueron precisamente las conversaciones sobre los niños de las víctimas, "en las que se hablaba de atarlos con cuerdas, bloquearles la puerta para que no salieran y cosas así", las que desencadenaron las detenciones, con el fin de evitar el sufrimiento de los menores y posibilitar su rescate. El juicio continuará este miércoles, con la declaración de nuevos testigos.

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