La causa contra los ‘Miguelianos’ evitará el archivo por compleja

<p>Miguel Rosendo, de 56 años, todavía en prisión.</p>
photo_camera Miguel Rosendo, de 56 años, todavía en prisión.

Un año después de la entrada en prisión del supuesto líder de la investigada como secta, Miguel Rosendo sigue en la cárcel y hay una nueva prórroga del secreto de sumario

La instrucción de la causa que se sigue contra la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel ha superado el año en manos del Juzgado de Tui, que volvió a prorrogar el secreto de sumario el mes pasado.   Fuentes del caso aseguran que ésta será una de las causas sobre las que el fiscal pedirá que se considere como compleja para evitar su archivo provisional tal y como recoge el nuevo Código Penal.

De hecho, todavía se siguen realizando diligencias para corroborar los testimonios que apuntarían a  presuntos abusos sexuales, asociación ilícita, estafa y blanqueo de capitales, por los que está investigado el líder de la supuesta secta, Miguel Rosendo. El pasado mes de diciembre, Rosendo cumplió un año de prisión provisional en la cárcel coruñesa de Teixeiro, donde  fue ingresado debido a que el capellán de A Lama fue uno de los sacerdotes que lo denunció.

En la causa hay  al menos cinco investigados, entre los que se encuentra su mano derecha, Marta Paz, una pseudomonja que se encuentra en libertad con cargos, así como la abogada de la organización y su marido.

La propia Diócesis de Tui-Vigo  decidió disolver la organización tras las graves denuncias sobre las presuntas actuaciones de su fundador y sus miembros afines.   Poco después, se creó una plataforma de afectados, entre los que se encontraban exmiembros algunos con hijos que, a pesar del tiempo, siguen apoyando a Rosendo.

Tras hacerse públicas las prácticas del fundador, que captaba adeptos a través de una consulta en una herboristería en Vigo, y disolverse la asociación, la investigación continúa sobre el más estricto secreto, sólo roto cuando se produjeron las detenciones y los registros en la casa de Oia y la vivienda que Rosendo tenía en Madrid, donde vivía su familia y algunas de sus llamadas monjas consagradas.

Otro grupo de ellas, a las que encontró un trabajo en una residencia de ancianos en Bustarviejo continuaron con su labor, vigiladas por  un comisionado extraordinario impuesto por la Diócesis encargado entre otras cosas de vigilar el destino de sus sueldos.n

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