Los eucaliptos encuentran nuevos mercados en Europa

El sector forestal, que genera 26.000 empleos directos y unos 50.000 indirectos, representa el 3.5% del PIB gallego. Cada año se producen en Galicia más de 7 millones de metros cúbicos de madera, el equivalente a todo el Reino Unido, o a Italia y Bélgica juntas. Más de la mitad de esa madera (3,5 millones de metros cúbicos) sale de los eucaliptos que emergen y ganan presencia en los montes de la comunidad.
Es una especie con más detractores que defensores. Los colectivos ecologistas han elevado su voz en reiteradas ocasiones porque “arrasa por donde crece” y consume ingentes reservas hídricas, pero las cifras apuntan un crecimiento continuado e imparable. Las cortas de eucalipto aumentaron un 15% entre 2009 y 2010 (los datos definitivos de 2011 están pendientes de validación); la pasta de papel consume 1,3 millones de metros cúbicos y los aserraderos gallegos del orden de 1,1 millones.

Galicia, por sus características geográficas y climatológicas, cuenta con “inmejorables condiciones” para la producción de eucalipto y, de hecho, es una fuente de ingresos troncal en las comarcas del norte de la comunidad: A Mariña Lucensa, Ortegal y Ferrolterra. Confemadera, el colectivo que en Galicia preside Elier Ojea, estima que “más de 11.000 familias obtienen una renta por la comercialización de madera de eucalipto” y ve en esta especie una oportunidad para desarrollar productos de valor añadido. “Junto a la pasta de papel, la industria de la madera y el mueble gallegos han sido capaz de desarrollar nuevas transformaciones del eucalipto. Productos como ventanas o suelos de esta madera son muy valorados en mercados de la Unión Europea”.

Propietarios de montes, empresas dedicadas a la tala, comercializadores y rematantes de la madera no son ajenos a la crisis global y, según confiesan, viven su calvario particular. El sector vive un momento delicado y sus últimos contactos con Ence no han acabado de tranquilizar al sector; la papelera pretende vincular los precios del eucalipto a la cotización de pasta de papel y, según coinciden las otras partes implicadas en el proceso, “esa no es una buena noticia para los tiempos que corren”.

Frente cantábrico
Más de una veintena de asociaciones de propietarios de las provincias de A Coruña y Lugo, que representan a unos tres mil afiliados, buscan alianzas fuera de Galicia y dan forma a un frente cantábrico para activar mecanismos que den estabilidad al sector. Una delegación de Promagal, encabezada por Teresa Rañal, se reunía hace un par de meses en Viveiro con sus colegas asturianos y cántabros agrupados en la Unión Maderera del Cantábrico.

Todos sufren la caída de precios acumulada en los últimos meses y nadie se atreve a esbozar una solución. “Las condiciones en las que se desarrolla el mercado del eucalipto son muy diferentes a las que han marcado la actividad en el pasado reciente. Las fábricas reconocen tener un exceso de oferta de pasta de papel y, en cierta medida, aprovechan esta situación para su propio beneficio. Es cierto que existe un exceso de oferta de madera que, en el contexto económico que nos toca vivir, deriva en una desestabilización del mercado. La caída de precios repercute, en mayor o menor medida, en toda la cadena”.

Los precios, bajo el punto de vista de los maderistas y proveedores de madera, han tocado fondo. Sus previsiones apuntan una mejora para 2012 y un cambio favorable en las condiciones de venta, empujados por el repunte del mercado de la biomasa con destino a la producción eléctrica y térmica.

Su futuro, en todo caso, está ligado a las fábricas que Ence tiene en Pontevedra y Navia. Promagal, la federación de asociaciones de productores gallegos, se aferra al acuerdo firmado con la pastera para el suministro de 250.000 toneladas de eucalipto, pero la compañía lleva meses presionando para revisar los precios y aplicar las fluctuaciones que se producen en la cotización de la pasta de papel.

El tira y afloja se mantiene y, aunque los productores se mantienen firmes en su negativa a que las fábricas impongan los precios, algunos particulares han denunciado algunas operaciones fuera del acuerdo establecido.

Los que mejor resisten la crisis son quienes apuestan por la exportación. Un buen ejemplo es Laminados Villapol, un empresa asentada en el municipio lucense de Trabada y gestionada por la segunda generación de una familia de madereros. Mientras sus padres y tíos mantenían la fórmula de negocio tradicional que tan buenos resultados les habían reportado durante décadas, la segunda línea en el árbol genealógico busco nuevos aprovechamientos para la madera de eucalipto y, como valor añadido, aportó transformaciones para carpintería, muebles o perfiles de ventanas.

“Es una madera duradera, resistente y que admite con facilidad los barnices, pero es poco pesada y tiene mucho nervio”, explica Daniel Villapol. Ahí es donde está el valor añadido, “necesita ser bien trabajada”. Con ese aval y un buen trabajo de campo para detectar los mejores nichos de mercado, esta empresa lucense volcó sus expectativas en Alemania, Francia e Italia. Hacia estos tres países europeos exporta más de la mitad de su producción: su producto estrella son los perfiles de ventanas.

Es una empresa que tiene bien definida su actividad, sabe para quien trabaja y conoce las debilidades del sector; su producción está orientada a la exportación y los mercados a los que se dirige ha mantenido los niveles de demanda. A pesar de que la facturación ha bajado más de 700.000 euros en el último ejercicio, se mantiene por encima de los diez millones.

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