La feria acogerá durante cinco días, que coincidirán con la Semana Santa, encuentros de 700 palilleiras de toda Galicia en un recinto que albergará a 53 expositores con todo tipo de artesanías.
La localidad coruñesa de Camariñas, referente histórico del encaje español, inaugura hoy su XXV Mostra do Encaixe con la participación de reconocidos modistos como Lorenzo Caprile, que acude por primera vez a este certamen para presentar su colección íntegra confeccionada con esta puntilla.
La feria acogerá durante cinco días, que coincidirán con la Semana Santa, encuentros de 700 palilleiras de toda Galicia en un recinto que albergará a 53 expositores con todo tipo de artesanías.
Entre los diseñadores del panorama español que exhibirán sus colecciones se encuentran también Emilio Salinas, Rafael Urquizar, Paula del Vas, Esteban Freiría, Ana Cabranes, Devota&Lomba y las firmas de tocados y complementos de Mar Balmon y Janet Schul.
Durante los pases de modelos se proyectarán en una pantalla los principales atractivos de Camariñas para promocionar todo el territorio y se recopilará la música de los 25 años de historia de la Mostra do Encaixe.
En el apartado de la moda destacan las propuestas de los 27 concursantes en el certamen Jóvenes Diseñadores -de España y Portugal- y de los alumnos de la Escuela Municipal de Palillo, que en el denominado Pequeencaixe lucirán las creaciones elaboradas por ellos mismos.
Trece delegaciones extranjeras participarán en esta XXV Mostra para presentar sus propias técnicas con el palillo procedentes de Alemania, Brasil, Bélgica, Bulgaria, Estonia, Francia, Italia, Polonia, Portugal, República Checa y Rusia, además de España con una delegación de Arenys de Mar (Barcelona).
Con un presupuesto de 210.000 euros, el 70 % con fondos propios, esta feria aspira también a ser un reconocimiento a la capacidad de estas maestras del encaje que han hecho posible que esta labor artesanal perdure durante siglos.
Las palilleras que hay en Camariñas confeccionan más de 200 kilómetros de encaje de bolillos al año y, más que por afición, en este pequeño pueblo marinero elaborar estas puntillas que han dado a conocer por todo el mundo es una profesión.
La mitad de la producción de encaje se vende en el mercado nacional y, el resto, se exporta a una quincena de países de Europa y América, según fuentes municipales.
