ECONOMÍA

Galicia crece pero hay cosas que no tiene

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photo_camera Trabajadora en la planta de PSA en Vigo.

El tamaño de las empresas gallegas sigue siendo reducido, lo cual no contribuye a su desarrollo tecnológico ni a la creación de industrias avanzadas. El País Vasco es un referente pequeño y bien próximo. 

¿Va bien Galicia? ¿Va mal? ¿Por qué se queda sin gente, sin jóvenes, si parece que ya no va tan mal? Lo cierto es que 2017 fue un año en el que el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 3,1% en esta comunidad, al mismo ritmo que la media española y, lo que es más importante, volvió al nivel previo a la crisis de 2008, lo que quiere decir que consolidó su recuperación y dio por superada, según el Foro Económico de Galicia, la llamada década perdida, saldada con un sinfín de ajustes, devaluaciones salariales, desigualdades... También con paro, precariedad y pobreza.

¿Qué falla entonces para que haya tanta gente cabreada, que políticamente se radicaliza? ¿O para que sigan marchándose jóvenes bien preparados? ¿Qué sentido tiene que la economía crezca por encima del 3% y no se cree suficiente empleo o, al menos, suficiente empleo cualificado? Algo va mal. O, mejor dicho, algo está mal.

La economía gallega recuperó su PIB pero no su empleo, porque ahora se produce más con menos gente. Y no solo eso, se produce más -y se exporta más- con gente peor pagada. ¿Entonces estamos fatal? No. Una parte de Galicia –más bien una parte de los gallegos–, está mal y otra parte vive razonablemente bien, incluso aunque ahora gane un poco menos.

Los jóvenes que se van no solo miran estas cosas. También piensan en sus oportunidades y expectativas, más allá de los datos coyunturales. Irse de Galicia, como antes, para trabajar de camarero en Mallorca o poner ladrillos en Tenerife, tiene poco atractivo. En cambio, irse a una farmacéutica de Londres o a una industria alemana 4.0 sí lo tiene. Del mismo modo que es atractivo irse con Google a Nueva York o a California pero lo es menos ser comercial de la misma firma en Madrid.

Es verdad que Galicia tiene Inditex en A Coruña y Citroën en Vigo, dos empresas tractoras de un sinfín de auxiliares que tiran de la economía de Galicia y el Norte de Portugal, pero se ve que con eso no basta. Falta industria propia y más avanzada.

Inditex es una gran compañía para Amancio Ortega y su familia, incluso para sus proveedores, pero en materia de empleo cualificado no es Google. Y Citroën está fenomenal, pero no es la Mercedes ni la BMW. Es una empresa francesa que monta coches en Vigo, como tantas multinacionales estadounidenses que maquilan en México. Pero la General Motors no es mexicana.

En Galicia hacen falta empresas más grandes y más avanzadas, más tecnológicas; al menos algo así como en el País Vasco, para no compararnos –de manera pretenciosa– con Alemania. Euskadi también es pequeño, más incluso que Galicia, pero tiene cosas que Galicia no tiene: una educación universitaria de primer nivel, una formación profesional de vanguardia en Europa, una cultura empresarial/industrial impresionante y, como vector resultante, buenos empleos.

No es casualidad que en Galicia haya más milmillonarios que en ninguna otra parte de España pero, en cambio, no haya muchos millonarios. En el País Vasco apenas hay milmillonarios pero en cambio hay muchos empresarios que atesoran importantes fortunas. Son culturas empresariales distintas, que es lo que Galicia debe asumir, porque la clave de la falta de expectativas está en la educación y en la cultura empresarial. Si alguien lo ha entendido hace tiempo fue Emilio Pérez Nieto, el empresario que ideó el Foro Económico de Galicia, donde se predican cosas interesantes para la clase política de Galicia.

@J_L_Gomez

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