El grupo de homicidios de la Policía judicial de Vigo ha finalizado la investigación sobre el incendio en un edificio de Alfonso X, en el que murieron tres menores y su madre, sin indicios que apunten a un posible responsable. Los agentes pudieron descartar a la única persona que había sido señalada por algunos residentes del propio inmueble como presunto autor de los hechos debido a las desavenencias con el resto de okupas que le llevaron a abandonar el lugar unos meses atrás. Este exinquilino había ofrecido una coartada para la madrugada del 11 de octubre, cuando se originó el fuego, que pudo ser corroborada con el posicionamiento del teléfono móvil. El localizador demostró que a la hora en la que se produjo el incendio, se encontraba fuera de Vigo, a una distancia de kilómetros.
La Policía comprobó que no existe ningún testigo ocular que hubiera visto a persona alguna acceder al inmueble con garrafas de gasolina o prendiendo fuego en el interior. De hecho, el informe de bomberos, corroborado por el atestado policial, indica que solamente hubo un foco del incendio, en la entrada, y que el humo llegó hasta la planta cuarta al hacer el tiro de escaleras un efecto chimenea, con un elevado calor térmico, que provocó quemaduras en los heridos y daños en una de las puertas.
Todavía queda pendiente el informe de la Policía Científica, que está a la espera de los resultados de las muestras enviadas para su análisis, si bien, en principio, la falta de hallazgos sobre sustancias acelerantes inclinaría la balanza a un suceso fortuito o accidental.
La propiedad se ha personado en la causa que el Juzgado de Instrucción 1 abrió por un delito de incendio con riesgo para la vida de las personas, en principio, sin autor conocido.
