CRIMEN MOS

Los investigadores califican de "dantesco" el asesinato de la víctima del crimen de Mos

El cadáver de la víctima, según han señalado los agentes de la Guardia Civil y sanitarios, estaba "tirado" en el suelo de la cocina, tenía la cabeza "abierta" tras recibir varios golpes y sobre él merodeaban dos perros

Los investigadores que se encargaron de investigar el crimen de Mos (Pontevedra), que se está juzgando estos días en la Audiencia de Pontevedra, han explicado que el asesinato de Marina Rodríguez, presuntamente a manos de su marido, fue "dantesco".

Ante el tribunal, los agentes de la Guardia Civil y los sanitarios del 061 que acudieron al lugar del crimen, el 29 de diciembre de 2015, han asegurado que les sorprendió que tanto el marido como el hijo de la víctima se mostraran "inexpresivos" ante el asesinato.

El cadáver de la víctima, han señalado a preguntas del fiscal, estaba "tirado" en el suelo de la cocina, tenía la cabeza "abierta" tras recibir varios golpes y sobre él merodeaban dos perros.

Los investigadores determinaron que fue un crimen machista con un único sospechoso, Florencio A.C., su marido, si bien han aclarado que no pudieron localizar el arma del crimen.

El sargento del cuartel de Mos indicó que, entre otras evidencias y pruebas recabadas, "no había otra persona allí que hubiese podido ser", por lo que ha añadido que "tenía que ser él" quien acabó con la vida de la víctima mientras ésta preparaba la cena en el domicilio familiar.

Además, tuvieron en cuenta los antecedentes policiales por violencia de género del procesado, pues, según reveló el sargento, la mujer había presentado al menos dos denuncias contra él, si bien posteriormente las retiró.

Una enfermera del 061, por su parte, confirmó que la mujer presentaba "signos externos de violencia" y explicó que, tras retirar una capucha que le cubría la cabeza, encontraron que tenía el cráneo "estallado" a causa de varios golpes.

Los agentes de la Policía Judicial que investigaron el lugar descartaron "totalmente" que en la casa se hubiese producido un robo, pues, entre otras circunstancias, no había señales de que se revolviese o moviese algo y los muebles tenían tal capa de polvo y telas de araña que era imposible que alguien ajeno a la casa anduviese por allí.

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