URBANISMO

La lucha de la arquitectura y la pedagogía contra el feísmo en Galicia cumple 20 años

Expertos creen que "el feísmo gallego es tan exagerado que es único en España" y señalan que hay que "pensar en derribar" algunas construcciones. 

Arquitectos de toda España iniciaron en el año 1994, nueve años después de que el casco histórico de Santiago fuese declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, su trayectoria profesional en la oficina de rehabilitación compostelana, con la misión de explicar, a habitantes y empresarios, las bondades de rehabilitar con materiales tradicionales, iniciando así una lucha contra el feísmo que se expandió por toda Galicia, y de la que el referente ahora el equipo de la oficina municipal de Ourense.

Una hornada de 48 arquitectos desembocó en Santiago de Compostela para integrar ese primer equipo rehabilitador gallego, dirigido por el madrileño Javier Ramos Guallart, y según se detalla en un informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en el desarrollo de su trabajo incluyó sesiones formativas para los vecinos del casco histórico y para los profesionales de la rehabilitación.

"Es una constante, aunque no generalizada en el casco viejo, la aspiración de sus habitantes a cambiar estructuras de madera por forjados de hormigón, o sustituir de forma generalmente clandestina, las ventanas de madera por las de aluminio o PVC que nada tienen que ver con el carácter de su ciudad histórica, y esto deber ser encauzado desde programas de educación y sensibilización", según recogía el informe.

Educación y sensibilización se tradujeron en trabajar la arquitectura "a pie de calle, en contacto directo con la gente, su destinataria", según los arquitectos José Manuel Oliver y José Antonio Padrón, integrantes de los equipos iniciales de Ramos Guallart y hoy responsables de la oficina de rehabilitación de Ourense.

20 ANIVERSARIO

Al hacer memoria, en una entrevista para Europa Press, de los 20 años transcurridos, Oliver y Padrón han aludido a más de 500 trabajos en el primer año de la oficina de Santiago, encabezada por Ramos Guallart, Idoia Camiruaga y Ángel Panero, entre otros, tratando de ser "todo lo contrario de un arquitecto sentado en una oficina que se dedica a firmar proyectos elaborados por un aparejador", ha explicado Oliver.

"Aquella forma de actuar trajo bastantes problemas pero los políticos del momento tenían claro que ahí estaba el camino y nos respaldaron en una dinámica de calma y tiento, y el efecto bola de nieve comenzó a verse", ha detallado Padrón, para recordar que la oficina de rehabilitación municipal de Ourense se creó dos años después de la compostelana "y con los mismos criterios, pues el técnico César Pichel venía de visita para conocer el trabajo e implantarlo en Ourense".

En el marco de los antiguos planes de vivienda, la capital de As Burgas aprobó su Plan Especial de Rehabilitación Interior para el casco histórico y abrió su vertiente gestora, el Área de Rehabilitación Integral, con los criterios de generar financiación para rehabilitar el núcleo romano y medieval de la ciudad, formar a técnicos municipales y a empleados de las obras y asesorar a los propietarios y vecinos de la zona.

La oficina de Ourense sigue en funcionamiento y los proyectos cuentan con el adelanto de fondos municipales que luego el ayuntamiento recupera al recibir las ayudas estatales, "algo único en Galicia que permite que se siga rehabilitando, pues algunas de las otras 33 oficinas cierran o piensan hacerlo ahora que hay retrasos en el pago de ayudas por parte del ministerio de Vivienda que van directamente a los propietarios, y éstos se desaniman y dejan de rehabilitar" ha explicado Oliver a Europa Press.

En este sentido, ha aludido a las oficinas municipales de rehabilitación de Vilar de Santos, Castro Caldelas o Verín, en la provincia de Ourense, pero también a las de Combarro (Pontevedra), la recién creada de Marín, todas ellas con problemas; o la de Mugardos, ya cerrada, mientras en Ourense se mantiene la actividad, ahora en tres ARI que son el casco histórico, el pueblo de Seixalbo y los barrios de Polvorín-As Camelias.

EL "FEISMO EXAGERADO"

Tanto Oliver como Padrón y la jefa de servicio Elsa Borbujo, han coincidido en que "el feísmo gallego es tan exagerado que es único en España" y la rehabilitación para paliarlo es imprescindible, sobre todo en la costa, y se da por igual en ciudades y en núcleos rurales "pero es mucho más visible en estos", explica Borbujo

El listado de ejemplos de feísmo en Galicia incluye nombres de toda la geografía y en pocos minutos surgen casos de los años 60 y 70 del siglo pasado, "debidos al desprecio por lo tradicional", según Oliver, y los nuevos adefesios constructivos y obras abandonadas, debidas a la especulación primero, y al recorte de presupuestos o a la desaparición total de ellos después, por la crisis.

En este sentido, los expertos analizan casos que van desde la casa unifamiliar esquelética en la salida de Porriño hacia Tui, pasando por la "famosa" recta de entrada a Fisterra, el edificio con vocación de rascacielos nacido en el talud de la carretera nacional 120 a su paso por Ribadavia, la cuarta parte del núcleo de O Carballiño o las 3.000 viviendas abandonadas en fase de esqueleto en Ferrol.

"Alguien tendrá que pensar en derribar algo de todo eso", ha indicado Padrón, pues unos y otros, sostiene, están causados o por los alcaldes que decían "tú vete haciendo", o la falta de control por la ineficacia administrativa de los ayuntamientos para sancionar.

CAMBIOS EN LOS ARQUITECTOS

Los expertos también perciben el cambio entre los propios arquitectos y si, hasta los años 80, se limitaban a firmar proyectos de otros, "ahora están más en la calle, y de esto hay una anécdota muy conocida en el gremio, de un arquitecto que registró en el ayuntamiento de Santiago un escrito de protesta por el edificio que está frente a la colegiata de Sar, y resulta que él mismo era el autor del proyecto y ni lo sabía", ha relatado Padrón.

Borbujo ha añadido que la falta de concienciación sigue "y hay toda una generación de niños criados en una casa de ladrillo de tres plantas, de 12 por 12 metros, y eso les parece una construcción normal, pero no lo es y ahí está la labor de educar, para que se valoren los volúmenes y materiales tradicionales, pues su uso está justificado, y ahora vemos que las viviendas de cien años aguantan mejor que las de 30".

En ese sentido, han aludido a la rehabilitación del núcleo de Seixalbo, con viviendas centenarias que se restauran por primera vez, frente a la de los barrios de As Camelias y Polvorín, con viviendas de 30 o 40 años que necesitan obras para cambiar casi todo.

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