OBITUARIO

Javier Varela Guillot, un artista de vocación musical

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photo_camera Javier Varela y una de sus obras.

El artista, de 85 años, estuvo muy vinculado a Allariz 

"As súas acuarelas, en casas de moitos amigos, sempre me pareceron admirables, executadas cunha perfección que só unha sensibilidade exquisita consegue librar dos alardes ofensivos do virtuosismo", escribía Carlos Casares, en uno de aquellos dípticos, en cartón duro y tipografía en offset, con los que antaño se agasajaba en las exposiciones.

Javier Varela Guillot (Vigo, 1933-A Coruña, 2018) falleció ayer; tenía 85 años y, como bien señalaba Casares, hubo una época en la que no había consulta médica y casa de buen parecer pictórico que no tuviera obra suya entre sus paredes. En muchas tiendas de decoración de la ciudad era habitual ver engalanados sus escaparates con alguna de aquellas acuarelas -o pasteles- de insinuación; paisajes evocadores, desnudos lánguidos, bodegones expresivos, hasta ancianos despojados de vida. Acuarelista prolijo, "tengo más de 3.000 apuntes -decía- guardados que fui tomando". El resto era memoria, repetición y destreza en una técnica que permite, igual que el buen erotismo, insinuar más que mostrar. Su fuerte, en mi opinión, era el color certero, armónico y muy envolvente, de sabor impresionista, pensado en una clientela fiel sin mayores pretensiones artísticas. Él mismo dijo que muchas de sus acuarelas partieron en barcos turísticos hacia América.

Con vocación musical, desde niño había pasado por el conservatorio y tocaba el piano. Impecablemente vestido, con pañuelo al cuello y vestimentas en colores claros, un particular tupé y aire bon vivant, se dejaba ver por la calle del Paseo, en maneras siempre efusivas en el trato con los amigos. 

Aunque nacido en Vigo, estuvo vinculado a Allariz. Padre de ocho hijos, entre ellos Javier y Jorge, artistas como él, pintor y escultor; y se le considera un pintor ourensano. Vivía en Oleiros.  "Agora desde hai tempo teño un Guillot na casa", remataría el texto de Casares. Hasta él sucumbiría a sus encantos. 

El entierro tendrá lugar este miércoles, en A Barrela (Lugo). 

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