GALICIA

La "Nao Victoria" despide Galicia asombrada por su tradición marinera

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photo_camera El barco Nao Victoria.

El velero, procedente de una travesía por Estados Unidos, ha permanecido desde la semana pasada en los puertos de Baiona y A Coruña

La Nao Victoria, réplica del barco que dio la primera vuelta al mundo hace 500 años, zarpa esta tarde de A Coruña rumbo a Gijón tras permanecer diez días en aguas gallegas y recibir la visita de tres mil personas que han asombrado a su tripulación por su tradición marinera.

El velero, procedente de una travesía por Estados Unidos, ha permanecido desde la semana pasada en los puertos de Baiona y A Coruña, y ahora se dispone a emprender viaje hacia Francia, Alemania y Holanda.

Con más de 26 metros de eslora y casi siete de manga, tres mástiles y seis velas, la embarcación es capitaneada Rosario Fernández (Arcos de la Frontera, Cádiz, 1973), con quien los visitantes han podido compartir recuerdos e inquietudes sobre el mar y los secretos de este especial navío.

Además, a través del programa "Nao Victoria Experience", los más curiosos han podido conocer en el interior del barco las condiciones de vida de sus tripulantes y, en su bodega, han podido experimentar las vivencias de la tripulación que, durante 2004 a 2006, trazó su rumbo alrededor del mundo.

"La gente se interesa por si el barco realmente navega, si ha dado la vuelta al mundo, cuántos tripulantes tiene ahora y cuántos tenía en el siglo XVI, cómo es la vida abordo". Un sinfín de cuestiones que Rosario Fernández ha ido respondiendo, sobre todo, a profesionales y marinos, asegura en una conversación con Efe.

De su periplo por el mundo, la capitana de la Nao Victoria destaca que "la acogida de la gente ha sido lo mas especial" de su escala en Baiona y A Coruña, pues "en otros sitios hay gente que pasa por el barco, pero no hay tanta tradición marinera y cercanía al mar como en Galicia".

"La gente no lo ve de la misma forma, aquí se ve como una historia, una evolución, comparan, aquí se acuerdan de cuando sus abuelos navegaban, hay más sentimiento por el mar", sostiene.

Quizá por ello, la capitana Fernández se lleve de Galicia la "sensación de mucho cariño" que ha recibido, junto a los tripulantes del velero, porque "todo el mundo que viene a verlo lo hace porque le gusta y se implica mucho", explica.

Con la travesía que iniciarán a partir de hoy emprenderán rumbo a Francia por primera vez en un barco que no cuenta con los mismos avances técnicos del siglo XXI.

Por ejemplo, detalla, no tiene una quilla corrida y por lo tanto su estabilidad no es la misma que pueda tener un barco hoy en día, se mueve más, y de hecho el sistema de gobierno es, como hace quinientos años, un pinzote, pues la rueda de timón se empezó a generalizar en el siglo XVII.

El pinzote, que recibe desde la pala toda la fuerza de la ola, debe ser manejado por dos personas cuando la altura de ola supera los cinco metros.

En la Nao Victoria todas las maniobras se hacen a mano, como arriar una vela, para lo que se necesitan doce personas, o atracar la embarcación.

La capitana y una marinera de máquinas son las únicas mujeres de la tripulación, formada por catorce personas, frente a las 55 que la componían en el siglo XVI.

Todas ellas se distribuyen las guardias, diferenciadas entre el modo navegación y apertura al público, divididas en periodos de cuatro horas, cada una con unas cinco personas, en el primer caso.

En ese tiempo preparan las comidas y recogen los servicios, cosen o arreglan cabos, pintan la cubierta y se ocupan de todas las tareas de mantenimiento, así como de la navegación.

Durante la noche, toda la tripulación pasa por el pinzote porque en este velero no hay piloto automático.

Rosario Fernández, que ya ha llevado anteriormente yates, goletas y galeones, se estrenó como capitana en un velero en 2005 y, desde entonces, no ha dejado de luchar, "no por ser mujer -dice-, sino por ser capitana".

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