La cuatro tablas con tecnología led iluminaron las ondas del arenal nigranés en una cita caracterizada por la puesta en escena y la buena organización
Más de medio centenar de surfistas disfrutaron de las olas en la playa de Patos al mismo tiempo mientras el público los observaba desde la orilla. Una estampa muy usual los 365 días del año en el arenal miñorano, pero si además se añade que la jornada surfera comenzó a las 22,30 horas todo cambia.
La cita nocturna celebrada por Patos Surf Club en la noche del lunes no dejó indiferentes a los que cambiaron el sol por la luna, y los bañadores por ropa de manga larga con el fin de poder contemplar el efecto de las tablas led fabricadas por Pukas mientras surcaban las olas de Nigrán. Una cita que en su segundo año se vida se consolidó como un punto de encuentro diferente para los amantes de la modalidad, y que además no cogió desprevenidos a los organizadores tal y como ocurrió en 2013. En esta ocasión se apostó por una puesta en escena digna de playas californianas, que mediante un balizado compuesto de luces de colores señalaban en camino al agua para que los encargados de inaugurar el evento de 2014 tuviesen muy claro por donde llegar a las olas.
Cerca de las 22 horas de la noche del lunes usuarios, deportistas y curiosos fueron haciendo su tímida aparición en la playa de Patos, muchos de ellos ayudándose de linternas para buscar su mejor sitio lo más cerca posible de la zona acotada mientras desde la organización trabajaron minuciosamente la ambientación de la playa. Gran potencia de sonido, música house y un “speaker” fueron los ingredientes para hacer más llevadera la impaciencia, que iba en aumento a medida que pasaban los minutos. Sobre las 22,30 horas las tablas se encendieron y Asier Muniaín, Mateus Lima, Alba Lloves y Pedro Suárez se lanzaron a la arena con cuatro de las ocho tablas led existentes en todo el mundo.
Después de hacer una foto de familia en la orilla, se adentraron en el mar y en ese momento una docena de potentes focos alimentados por dos generadores iluminaron todo el arenal y la fiesta se dio por comenzada ante los ojos de mil personas. Un trasiego constante de surfistas entraron y salieron de las olas sin parar durante horas, mientras la música y la proyección de videos luchaban con la tablas Pukas por hacerse con el protagonismo de la noche.
