CASO MIGUELIANOS

“Volvimos a casa libremente, nunca estuvimos secuestrados”

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photo_camera Brais y Gabriel aseguran que volvieron a sus casas tras su estancia en Madrid.

El ‘ex migueliano consagrado’ cuya familia denunció públicamente el caso, declaró ayer

Gabriel Mosquera y Brais Pérez, ambos “ex miguelianos” consagrados convivieron en la casa de  Mougás y coincidieron con las “hermanas” que han denunciado abusos sexuales por parte del fundador de Orden y Mandato. Ambos niegan , en una esntrevista a este diario, haber sido testigos de cualquier actuación sospechosa por parte de Miguel Rosendo, en prisión, y defienden su inocencia.

El caso de Gabriel, originario de Cuntis y que ayer declaró como testigo en el juzgado de Instrucción 1 de Tui, salió a la luz tras la denuncia pública de sus padres. Ante los medios de comunicación, aseguraron que su hijo había sido secuestrado en nombre de la iglesia. Afirmaron haber perdido el contacto con él desde que ingresó en la orden.

Este joven, que actualmente vive y trabaja en Vigo afirma que “siempre fuimos libres” dentro de la Orden y Mandato y asegura que “después de lo que ocurrió, hablé con mis padres y tras nuestro traslado de Madrid, volví con ellos, aunque ahora trabajo y resido en Vigo”.

Reconoce que “para mi familia fue dura mi decisión de hacerme religioso. Les di poco tiempo para asimilarlo, es lógico. Pero cuando ellos salieron a hablar ante los medios de comunicación, yo estaba haciendo el camino de Santiago. Siempre tuve el mismo teléfono”.  En su caso, tuvo contacto con la asociación con 16 años, a través de una novia. “Fuimos a una acampada y me gustó mucho el ambiente, a partir de ahí comencé a involucrarme más, pero era totalmente libre, de hecho a los 18 años estuve en la Universidad estudiando y fue mucho después cuando me llegó la vocación de religioso. Estuve tres años en el seminario, pero antes de eso tuve una vida normal, con varios noviazgos”.

La historia de Brais es algo diferente pues estuvo ligado a la asociación desde muy pequeño por sus padres. El primer contacto, como la mayoría, fue a través de la herboristería. Él también decidió hacerse ‘consagrado’. “No queríamos estar en otra orden porque San Miguel nos enseñó otra cara de la Iglesia, en comunidad, en contacto con las personas y las obras”, explican.n

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