Olivia Cooke, de "Bates Motel" a heroína de la Hammer

Olivia Cooke
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Hace un par de años era una joven desconocida de Manchester (Reino Unido) en busca de hacer realidad sus sueños, y hoy Olivia Cooke puede presumir de su magnetismo en la serie "Bates Motel" y de ser el nuevo rostro icónico de la Hammer gracias a "The Quiet Ones".

Simon Oakes, presidente de la resucitada productora de películas de terror gótico, especialmente prolífica en las décadas de 1960 y 1970, felicitó a la actriz al término del rodaje de "The Quiet Ones" y le dio la bienvenida al selecto club de personajes históricos de la Hammer.

"Me dijo que era la nueva heroína de la Hammer. Es genial. Es un honor ser considerada de esa manera. Es una categoría legendaria, como ser chica Bond del terror, un privilegio. Me siento afortunada", indicó Cooke, de 20 años, en una entrevista con Efe.

En realidad esa fue la primera película de la intérprete, rodada en el verano de 2012, justo cuando su carrera empezaba a despuntar con sus apariciones en las miniseries "Blackout" y "The Secret of Crickley Hall".

Por entonces contaba con un agente en Manchester, pero fue gracias a una directora de "casting" como logró su intervención en "Blackout", donde encarnaba a la hija de Christopher Eccleston. A partir de ahí, Eccleston recomendó a la intérprete para "The Secret of Crickley Hall", y Cooke conquistó al director al instante.

El gran paso al cine llegó por casualidad. Se presentó al "casting" de "The Quiet Ones", pero los productores pensaban que era demasiado joven. Sin embargo, la elegida para el papel abandonó el proyecto, y Cooke insistió y luchó de tal manera que convenció al estudio.

Así se le abrían las puertas al universo de Hammer, que recientemente habían probado con éxito Chloë Grace Moretz ("Let Me In", 2010) y Daniel Radcliffe ("The Woman in Black", 2012).

"The Quiet Ones", dirigida por John Pogue, se centra en la figura del profesor Coupland (Jared Harris), quien lleva a cabo un experimento junto a un equipo de estudiantes universitarios en torno a Jane Harper (Cooke), una adolescente que es objeto de estudio debido a la posibilidad de que esté poseída por un espíritu maligno.

"Nunca he leído un guión de terror cuyo peso recaiga tanto en las relaciones entre los personajes", sostuvo Cooke. "Hay un triángulo amoroso dentro de esta historia de posesión. Y Jane Harper es como cinco personajes en uno. Es vulnerable, ingenua, manipuladora, una arpía y un demonio a la vez. Es un festín para una actriz", añadió.

El destino ha querido que Cooke sea vista ahora como una especie de nueva reina del terror. Al estreno de "The Quiet Ones" este viernes seguirá el lanzamiento de "Ouija" en octubre, y entre medias, en julio, llegará el filme de ciencia ficción con elementos paranormales "The Signal". Lógicamente, "Bates Motel" también ayuda en esa percepción.

"Después de que salga 'Ouija' me voy a alejar del género", confesó la actriz, que en junio comienza el rodaje de la comedia con tintes dramáticos "Me and Earl and the Dying Girl".

"Soy nueva en este juego. Apenas llevo un par de años en esto y quiero explorar todo lo posible. Haber rodado historias tan oscuras ha sido una coincidencia. Lo que importan son los personajes, no el género. Si amo la historia, me dejo la piel por lograr el papel", manifestó.

Así sucedió con "Bates Motel", una serie basada en los personajes de la película "Psycho" (1960). En ella, Cooke interpreta a una chica con fibrosis quística que le obliga a depender de una botella de oxígeno permanentemente. Su personaje de Emma Decody es una de las escasas amistades del enajenado Norman Bates (Freddy Highmore).

"Fue mi primer papel americano y mi primera audición americana. 'Bates Motel' es muy respetada en la industria y me ha dado mucha credibilidad. Sin la serie, aún estaría esperando al estreno de 'The Quiet Ones' para que me dieran alguna oportunidad más. Sin ella, no estaría haciendo estas películas. Les debo mucho por escogerme", manifestó.

Por ahora Hollywood no le resulta una obsesión. Disfruta la novedad que aún le supone ir a EE.UU. a trabajar, pero prefiere seguir viviendo en su tierra.

"Amo mi hogar. Amo a los ingleses. No quiero perder mi acento ni ser una expatriada", finalizó.

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