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El Águila, un clásico de menú y tapas en el centro de Vigo

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photo_camera Interior del restaurante

De lunes a viernes, a mediodía, además de carta tiene menú por diez euros y merece la pena aunque es mejor llamar porque suele llenarse con facilidad

Hace muchos años, casi treinta, que descubrí este mesón, entonces escondido por una de las calles traseras de la de Príncipe. En realidad me lo descubrió Félix Santamaría, un hombre injustamente olvidado por la ciudad a que le debe que Citroën no se hubiera ido a Pamplona, que era la pretensión inicial de la multinacional francesa cuando se instaló en España allá por la década de 1950.

Recuerdo de aquella primera comida un cocido pantagruélico y muy bien armado. Volví otras veces. Comí choquitos, calamares, croquetas... Tras un larguísimo paréntesis de más de una década, volví el pasado viernes, la noche blanca de los museos de Vigo y me encontré que la calle Perú, ya tiene entrada y salida y un aspecto acogedor, no como en el pasado. El mesón El Águila, había cambiado su aspecto y estaba abarrotado, pero mantenía una carta muy similar a la que yo conocí en el pasado. Éramos tres y decidimos compartir cuatro platos: el variado de croquetas, el pulpo con patatas, los calamares y unos crujientes de queso de Arzúa Ulloa con almendra crocanti. Me llamó la atención la rapidez del servicio y de una cocina que no estaba atascada pese a la gran concurrencia y me gustaron todos y cada uno de los platos, algo en lo que coincidimos los tres que nos sentábamos a la mesa. 

De lunes a viernes, a mediodía, además de carta tiene menú por diez euros y merece la pena aunque es mejor llamar porque suele llenarse con facilidad. La cocina es no solo competente por su diligencia, también por la calidad y la buena elaboración de una carta que sin ser excesivamente extensa, sí que ofrece un variado repertorio de comida casera, tradicional y de platos muy arraigados en la gastronomía gallega.

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