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Anna Champeney, el paisaje inspira el diseño

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photo_camera Anna Champeney

Comenzó con un taller artesano  que ha convertido en un estudio de diseño textil contemporáneo. Sus piezas recorren el mundo desde la Ribeira Sacra

Nació en Norwich, al sureste del Reino Unido. Trabajó como comisaria de exposiciones de artistas y artesanos por toda Inglaterra. Pero un día, a finales de la década de 1990 conoció la Ribeira Sacra. El paisaje hizo mella en esta inglesa inquieta y siempre atenta a todo lo que la rodea, de ascendencia francesa cuyos ancestros practicaron el oficio de tejedores. Un par viajes después, acabó instalándose en Cristosende (A Teixeira), dejando atrás la vida urbana y ajetreada, y poniendo en marcha un proyecto de artesanía textil que, diecisiete años después tiene ya consolidado. Cuando llego a su casa/taller,  está despidiendo a un grupo de visitantes de distintos países de Europa que fletaron un microbús para conocer el lugar en el que trabaja.

1. De Norwich a Cristosende... ¿cuál fue la razón de un cambio tan radical?

Tenía amigos en la Ribeira Sacra y así fue como la conocí. Tenía en mente, con mi pareja que es español, trabajar el tejido gallego. Había investigado sobre la artesanía popular gallega y me pareció interesante explorar ese mundo.

2. En Inglaterra eras comisaria de exposiciones. También fue un cambio de actividad.

Trabajaba como comisaria de exposiciones nacionales e internacionales con artesanos y artistas de vanguardia. En el fondo me movía en el mismo ámbito, pero quería cambiar de esa parte más organizativa del mundo de la artesanía contemporánea a la más creativa. A mi me gustaba mucho desde niña. Mi padre me regaló un telar cuando tenía 8 años, para un proyecto escolar. El trabajo de la artesanía y del diseño está muy entrelazado con la actividad educativa en Inglaterra.

3. Y tu formación académica, ¿está vinculada con el diseño?

Yo quería ser diseñadora. Pero entonces no se consideraba una carrera, así que estudié arqueología. Pero fui adquiriendo amplios conocimientos a lo largo de mi vida de manera autodidacta. Leyendo muchos libros, aprendiendo de otros diseñadores. me hice mi propio plan de estudios. Los primeros cuatro años que viví aquí los pasé leyendo, ensayando, viajando y aprendiendo de otros diseñadores.

4. ¿Qué te atrajo de la Ribeira Sacra?

La primera vez que vine, la recorrí con unos amigos. Estaba en plena vendimia. Había sido un año muy malo. Me pareció un lugar mágico. Cuando llegué aquí, no sabía ni que se llamaba Cristosende. Era una aldea prácticamente abandonada. Compramos varias casas en ruinas y las rehabilitamos. Ahora ya quedan muy pocas sin habitar porque se ha venido más gente a vivir aquí.

5. Tu idea inicial era la artesanía textil ¿Cómo ha evolucionado?

Comenzamos con un proyecto de artesanía popular, yo en el textil, Luis, mi pareja, era artesano cestero. Comenzamos abriendo el taller al público, trabajábamos más con el turismo. Pero a partir de la crisis la situación cambió. También con el nacimiento de nuestra hija. Decidimos dar otra orientación a nuestra actividad, partiendo de la creación de la marca Anna Champenay. Son los diseños, las paletas de colores, la calidad de los materiales y ese algo que define el estilo de mis trabajos y que cuando alguien lo ve o lo toca dice: “esto es de Anna Champeney”..

6. ¿Qué tipo de trabajos desarrollas, fundamentalmente?

Mantas, cojines y complementos de moda: bufandas, foulards, pero siempre desde una línea común una colección que parte de un proyecto. Detras de ese proyecto hay una idea, mucho trabajo e investigación, en una línea muy similar a la que desarrollan los diseñadores industriales textiles. Claro que, en la mayoría de los casos, los diseñadores industriales trabajan en sus estudios, lejos del proceso de producción, no llegan a ver o a tocar el tejido, algo que no me ocurre a mí.  A partir de ese punto, y porque un telar como los míos, tienen limitaciones de tamaño de las piezas, cuento con la colaboración de un productor que es una pequeña industria familiar, muy artesanal, que materializa esos diseños. Aunque, también loentrevista_pag_2_foto-1-_result compatibilizo con los trabajos que hago directamente en el telar, para trabajos más personalizados y en tiradas muy cortas.

7. ¿Cuál es el material con el que trabajas?

Siempre con materiales naturales. La lana me encanta. Es una fibra muy poco valorada aquí. Mucha gente no quiere lana porque dice que pica. Pero eso depende del tipo de lana y de la parte del animal del que salga. La lana merina es la mejor que existe. Es una lana de origen español, aunque hoy día las mejores lanas merinas vienen de Australia, donde se aclimató muy bien esa raza. Fundamentalmente trabajo con lana merina y cachemir, que es, para mí, la mejor de las fibras. Es ligera, suave y cuesta diez veces más que cualquier lana y calienta mucho más que la lana. Es como una nube de ligera.

8. La colección que tienes ahora, se llama soft Urban. ¿Qué la caracteriza?

Fundamentalmente, el diseño, de inspiración urbana, distintos paisajes urbanos, que he agrupado en tres líneas, Blok, que recuerda las viviendas industriales de los años sesenta y setenta, Optic stripe y Bump. Y después las líneas de colores que completan la colección.

9. Hay una paleta de colores muy específica en todos tus trabajos ¿En qué se inspiran?

En los colores naturales con los que trabajo aquí. Son colores que obtengo de elementos de la naturaleza, cortezas de árboles, líquenes, plantas... También se inspiran en el propio entorno en el que vivo. Son los colores de la Ribeira Sacra. Los colores cálidos de los viñedos cuando llega el final del otoño, o del bosque, el verde, las rocas de los cañones del Sil... El paisaje te da una armonía de colores que me gusta trasladar a mis trabajos. Cada tejido cuenta una historia única.

10. ¿Y cómo te las arreglas para vivir de esto, desde aquí, desde A Teixeira?

No es fácil. Tienes que sacrificarte mucho. Trabajar muchísimo y tienes que ir buscando tú los clientes. Cada vez buscamos más exportar y comercializar de diferentes maneras. Por eso creamos la marca. Eso permite asociar siempre el nombre de Anna Champenay a un estilo, una calidad, un diseño único y concreto. Pero es a base de hacerlo todo, no solo en el proceso de elaboración y de diseño, también tienes que ser fotógrafa, estilista, vendedora, manejarte... Hay clientes, sí, pero tienes que buscarlos. Yo voy a ferias internacionales, y eso te permite también entrar en contacto con personas que tienen más interés y que valoran más tu trabajo. Y, claro, internet, nos ayuda mucho, a través de nuestra tienda online, y el boletín que publicamos periódicamente con nuestras novedades.

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