LA REVISTA

El auténtico país del Vellocino de Oro

vellocino-de-oro_result
photo_camera Imagen del vellocino de oro.

La cólquide, adonde Jasón condujo el "Argos" en busca del vellocino de oro, existe y es visitable

 

Los georgianos actuales conocen perfectamente la leyenda de Jasón, el Vellocino y la hechicera Medea, un personaje clave en la tragedia griega en su calidad de herederos directos del reino de la Cólquide surgido hacia el IX antes de Cristo. Dos grandes de las letras helenas, el dramaturgo Esquilo y el poeta Píndaro, fueron los primeros en mencionarlo como Eea, el nombre de la isla donde en la leyenda residían el Rey Eetes y su hermana Circe, en la desembocadura del río Fasis, que los griegos consideraban la frontera entre Europa y Asia.


Hacia el 750 antes de Cristo comenzaron las invasiones de la Cólquide, que finalizaron con la llegada de los escitas y el descenso de los georgianos de la montaña: bajaron a la llanura y la economía se vio afectada, pero la autoridad del rey se mantuvo. Los escitas y los medos destruyeron el emplazamiento, ocupado por tribus armenias. Así es como la Cólquide y Armenia se convirtieron en vecinas.
El rey de la Cólquide pagaba tributo a los reyes persas: cada cinco años tenía que enviar cien esclavas jóvenes y cien esclavos jóvenes. Así  siguieron las cosas hasta que otro griego, Alejando Magno, llegó al país y lo liberó del pago tras liquidar a Darío III. 
Alejandro Magno era un devoto de los mitos griegos, más bien de sus leyendas, que él creía ciertas. Y si Troya le fascinaba, también lo hacía una de sus historias inmediatamente anteriores, la conquista del Vellocino de Oro. 


Al parecer, el mito se originó al saber los griegos que en los torrentes de los montes de Georgia-Cólquide se “peneiraban” aguas con pieles de cordero en busca de pepitas de oro. Así nació el vellocino, que se convirtió muchos siglos más tarde en la Orden del Toisón de Oro. Así los helenos incluyeron tan lejano país en sus leyendas: en una se cuenta cómo Zeus ató al titán Prometeo en una cumbre de Cólquide, y en otra que por sus llanuras cabalgaban las amazonas que conquistó Hércules. De todo ello tratan ahora los georgianos de sacar provecho turístico, aunque su situación en el límite caucasiano entre Europa y Asia y a la larga sombra de Rusia no les ayuda en absoluto. De Georgia era Stalin, el Hombre de Acero.


Según los griegos, hasta Georgia llegó Jasón en busca de la lana dorada custodiada por un dragón en una cueva inaccesible. El tío de Jasón, Pelias, se había apropiado del reino de Yolco. Dispuesto a deshacerse de su sobrino, le propuso que fuera por el vellón con  la esperanza de que no regresara. No contaba con que Jasón fuera capaz de enrolar la tripulación más legendaria de Grecia, los argonautas, que incluía entre otros a Orfeo, el músico, a Heracles, el Hércules romano, y a los Dioscuros, Cástor y Pólux. Estos últimos eran semi-dioses, (su sobrenombre significa eso, Hijos de Zeus, Theus Koroi) y hermanos de la legendaria belleza Helena de Esparta, y de Clitemnestra, la esposa de Agamenón, que más tarde sería el líder de la coalición pan-helénica contra Troya. Jasón llegó a la Cólquide y trabó amistad con el rey Eetes y sobre todo con su hija, Medea, quien a base de sus hechizos, le allanó el camino hasta hacerse con la lana sagrada. 


El resto de la historia incluye una persecución por el Mar Negro de la que los argonautas salieron airosos gracias de nuevo a Medea, De vuelta a Yolco, Jasón entregó el vellocino a Pelias y tramó una muerte cruel para su tío. Medea convenció a las hijas del rey de que con sus embrujos podría devolver la juventud a su padre si lo partían en trozos y cocían. Así lo hicieron, pero no funcionó del todo: con la muerte de Peilas subió al trono de Yolco su hijo Acasto, que expulsó a Jasón y a Medea. Huyeron a Corinto y no les fue mal: vivieron felices diez años y tuvieron dos hijos. Pero Jasón, empeñado en ser rey, cometió el error de repudiar a Medea para casarse con la hija del soberano de Corinto.

La hechicera, como recogen las tragedias griegas, se vengó asesinando a la novia de su esposo y a los dos hijos que había tenido con Jasón. Luego, Medea se trasladó a Atenas, donde ella sí reinó al casarse con Egeo, el que dio nombre al mar, padre de otro mito: Teseo, el que mataría al Minotauro…
Castigado por el destino, Jasón regresó de nuevo a Yolco en busca de fortuna, pero fue repudiado y acabó sus días viviendo a la sombra del “Argo”, varado en una playa, que fue también su asesino al caerle encima un trozo de madera podrida del barco. Medea volvió a la Cólquide, hoy Georgia, donde es una heroína.

Te puede interesar