DENOMINACIONES

Un blanco ejemplar en el valle del Miño

Terras Mancas , viñedo. trasalba
photo_camera Viñedos de Terras Mancas.

Las siete hectáreas de Terras Mancas se encuentran agrupadas en una única finca que describe un sinuoso dibujo aprovechando las curvas de nivel. Cepas altas, para protegerlas del jabalí, con cuatro variedades blancas como protagonistas

El viñedo se encuentra en la frontera de la DO Ribeiro. Parte de sus cepas están en ese territorio protegido por una denominación de origen, pero sus siete hectáreas y la bodega están inscritas en la IGP Val do Miño. En una provincia rica en denominaciones, cuatro de las cinco que existen en Galicia, parece que nos hemos olvidado de su vino de la tierra, amparado por una indicación geográfica que comprende dos parroquias de Amoeiro, se extiende por otras de Toén, Cartelle, A Peroxa, Coles... en fin, siempre con el Miño o alguno de sus afluentes como protagonista del paisaje en el que se encuentran. En Soutomanco, Trasalba, el paisaje está determinado por lo que Otero Pedrayo denominaba la Bocarribeira, un paisaje empinado desde la que se tiene una amplia visión del Miño y del encuentro con uno de sus afluentes, el Barbantiño.

La IGP tiene ya más de treinta años. Es más veterana que la mitad de las DO ourensanas. Pero la historia de la viticultura ya está escrita desde hace más de ocho siglos, cuando los campesinos de la zona  cultivaban estos bancales para los monkes de Oseira.

Las siete hectáreas de Terras Mancas se encuentran agrupadas en una única finca que describe un sinuoso dibujo aprovechando las curvas de nivel. Cepas altas, para protegerlas del jabalí, con cuatro variedades blancas como protagonistas: Albariño, Treixadura, Godello y Loureira, en orden cuantitativo. Prácticamente la mitad es Albariño. Y esa proporcion se traslada luego a la vinificación, que se realiza por separado, en un depósito el Albariño o gran parte de él, y el resto en otros. 

Con una producción de 11.000 litros en la cosecha de 2017 y 13.000 en la de 2018, que todavía se está redondeando en los depósitos, elaboran un único vino, que lleva el nombre de la bodega: Terras Mancas. Un vino que es toda una declaración, que refleja los matices del paisaje en el que se cultivan sus uvas. Frutal, expresivo, con frescura y equilibrio, es un vino que va a sorprender a quien lo pruebe y demuestra que aquellos monjes de Oseira que venían hasta aquí a cultivar el viñedo, eran hombres sabios. 

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