GASTRONOMÍA

Las camperas se hacen con el mercado gourmet

Trescientas mil gallinas viven en granjas en las que pueden salir al campo y comer cereales. Se encuentran repartidas por toda Galicia y conforman la población de ponedoras con las que Coren comercializa cada año seis millones de docenas de huevos camperos.

Galicia es su origen  pero el destino se extiende por toda España. La semana pasada, el cocinero Pepe Solla, escenificó con una receta de huevos, zorza y patata, el acuerdo al que llegaron El Corte Inglés y la empresa ourensana, por la que la cadena comercial se compromete a utilizar de manera exclusiva huevos camperos de Coren en sus áreas de restauración, integradas por 83 cafeterías, 41 restaurantes y 17 rincones del café.

El cocinero gallego, a quien vemos en la fotografía, acompañado por Alfonso Cabaleiro, gerente de Galicia Calidade, Cristina Guardiola, directora comercial de la división de huevos de Coren y Javier Cerro, director de compras de hostelería de El Corte Inglés, es un gran defensor del huevo campero, y se basa para ello en las dos catas ciegas que organizó en su restaurante, en las que salió victorioso frente al resto de las muestras catadas.

Desde 2012, Coren comercializa exclusivamente huevos camperos, convirtiéndose así en una empresa pionera a la hora de abandonar la producción industrial, basada en granjas en las que las gallinas permanecen en jaulas durante todo su ciclo productivo, para ser sustituidas por instalaciones en las que las aves gozan de una gran mobilidad y pueden salir al aire libre y disfrutar de unas condiciones de vida notablemente mejoradas. Su alimentación se basa fundamentalmente en cereales, principalmente el maíz.

La cooperativa gallega, que cuenta con el sello de Galicia Calidade, controla  todo el proceso de la producción de los huevos camperos. Un proceso que comeinza con  la selección de las gallinas madres, la incubación de los huevos y la crianza de los polluelos hasta que alcanzan su madurez, así como su alimentación.

En las granjas de Coren viven alrededor de 300.000 gallinas ponedoras, un censo que les permite distribuir en el mercado español una media de seis millones de docenas de huevos camperos. 
Todos los huevos que llegan al mercado en España deben de llevar una matrícula que permite conocer su trazabilidad desde el origen. País, provincia y municipio de origen y la granja, pero sobre todo, y eso se reconoce en el primero de los dígitos, las condiciones de vida de la gallina ponedora: 3, para las que están enjauladas, 2 para las que viven en granjas y nunca salen al exterior y 1 para las que disponen de espacio al aire libre, que es el que llevan los huevos camperos. Una categoría adicional, con un 0, identifica los huevos de gallinas camperas que, además siguen un régimen de producción ecológica, que no solo afecta a su alimentación, sino también al entorno.

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