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Caqui, el color más vivo de Galicia en el mes de enero

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Tiene el tamaño de una manzana, el aspecto de un tomate y se come con cucharilla. Pero su exotismo se acaba ahí, pues es muy frecuente en los huertos y jardines de la Galicia templada

Tiene el tamaño de una manzana, el aspecto de un tomate y se come con cucharilla. El Caqui es una fruta que hasta hace muy poco tiempo resultaba difícil encontrarla en las fruterías. Sin embargo, su exotismo se acababa ahí, pues es muy frecuente en los huertos y jardines de la galicia templada.

En los huertos y jardines de la Galicia mediterránea, es decir, orillas del Sil, Rías Bajas, el último tercio del curso del Miño... nos encontramos en los meses de noviembre a febrero unos árboles de apariencia singular. Completamente pelados de hojas, exhiben unos frutos de un color que va del naranja chillón hasta el rojo. Una fruta de invierno que tiene el tamaño de una buena manzana, el aspecto de un tomate y se come con cucharilla, pues hay que esperar a que esté tan maduro que su textura se ha ablandado tanto que si lo pelamos en su totalidad se desparrama. Por el contrario, si lo queremos comer cuando todavía está duro, su gusto es tremendamente astringente.

En Galicia su cultivo comenzó con un carácter más ornamental que económico, a principios del siglo XX. A España había llegado casi al mismo tiempo que Amadeo de Saboya, en los primeros años de la década de 1870 y comenzó a extenderse por la costa mediterránea. Su carácter exótico no solo viene determinado por esa singularidad de maduración tardía y forma de comer. Es de origen oriental. Como casi todas las frutas que se han extendido luego por el mundo enero, su habitat natural está en China, donde forma parte de su gastronomía desde hace mil trescientos años.

Vecino del naranjo

Por eso es posible encontrarlo muy productivo allí donde prosperan las naranjas, melocotones, albaricoques y otros frutos que tienen la misma procedencia. En Valencia se encuentra la única denominación de origen protegida de este fruto: Kaki Ribera del Xúquer.

Su proliferación en la cuenca de dicho río empezó a sustituir otros cultivos frutales como el albaricoque y la naranja, cuyos precios no son tan rentables para el agricultor. El caqui valenciano es recogido antes de finalizaar su maduración y se somete a un tratamiento en atmósfera controlada que elimina los taninos que causan su astringencia.

Por su forma de comerlo, con una cucharilla, como si fuese un flan, resulta poco habitual en los fruteros de las casas. Pero en cambio aporta vitaminas, minerales y fibra blanda que lo convierten en un alimento muy apreciable e interesante: es como tomar un dulce, pero al tiempo aporta elementos antioxidantes y contribuye a una dieta sana en la que, no lo olvidemos, la mayor parte de lo que llegue a nuestra boca, ha de proceder del reino vegetal.

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