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El Circo del Sol vuelve a Galicia

circo del sol
photo_camera Un momento de la puesta en escena de "Ovo".

“Ovo” es el espectáculo que traen a escena, con más de cincuenta artistas en pista que representan el vibrante mundo de los insectos, lleno de colorido, música e impactantes ejercicios acrobáticos

El Circo del Sol vuelve a Galicia. Lo hace con un espectáculo de una gran intensidad visual y artística, Ovo, en el que se despliega toda la magia del universo de los insectos. El espectáculo, que nació en Montreal en 2009, y actualmente se encuentra de gira mundial, llega al Coliseum de A Coruña del 21 al 30 de diciembre, con 12 funciones, avalado por el éxito de cinco millones de espectadores.portada revista_result

Antes de iniciar su periplo internacional en recintos estáticos, como es el caso del coliseum de A Coruña, el espectáculo giró por el mundo bajo carpa, al estilo más puro del circo tradicional. 

“Ovo”, huevo en portugués, es el título bajo el cual se engloba un ecosistema lleno de vida, donde los insectos trabajan, comen, gatean, revolotean, juegan, pelean y buscan amor en un sinfín de actividades llenas de energía y movimiento. Siguiendo la tónica general de los trabajos de esta compañía, en ella se integran todas las disciplinas circenses clásicas, salvo el uso de animales.

En este caso, los animales son los protagonistas, pero lo hacen representados por humanos que desarrollan acrobacias, malabarismos y todo un sinfín de ejecuciones en las que se pone a prueba la habilidad del elenco. Un elenco integrado por artistas procedentes de disciplinas tan dispares y a la vez tan complementarias como la gimnasia y otros deportes olímpicos, el ballet y la danza y el mundo del circo.


Vida en plena ebullición


El huevo gigante que aparece al principio del espectáculo sirve de punto de partida para el desarrollo de la trama en la que los insectos entran en contacto con tan enigmático objeto para ellos. Es un homenaje al monolito de “2001, una odisea en el espacio” de Kubrick , en el que un elemento extraño se convierte en el impulsor del desarrollo de la inteligencia. El espectáculo fue creado por la escritora y coreógrafa Deborah Colker, primera directora del Circo del Sol, con aportaciones de Guy Laliberté y Gilles Ste-Croix, fundadores de la compañía. Los artefactos y objetos del espectáculo fueron diseñados por Gringo Cardia y la iluminación, Éric Champoux. 

Tan importante como la ejecución de los artistas es la puesta en escena, en la que el vestuario, diseñado por Liz Vandal, inspirada en algunas de las creaciones de clásicos como Pierre Cardin, pone especial énfasis en la similitud con la piel de los insectos que representan, de tal manera que en una visión microscópica de los mismos se podría ver los mismos dibujos que presenta el vestuario de los artistas. Algunos son tan complejos que requieren de largos procesos de creación, como el del grillo, con más de 75 horas de trabajo. En otros, la diseñadora de vestuario optó por la realización de dos versiones: una más ligera para la ejecución de las acciones acrobáticas y otra más sofisticada, para cuando los insectos están interactuando entre ellos.

La música también es un elemento fundamental en el desarrollo y evolución del espectáculo. En su afán de mimetizar el sonido natural de los insectos con la música, el creador Berna Ceppas, fusiona sus zumbidos con estilos como la bossa nova, samba, el funk y la música electrónica. Y aunque la partitura y la banda sonora está definida, existe una constante comunicación entre músicos y artistas en la pista para que la música se adapte al ritmo cada momento y en cada actuación, ya que nunca una es igual a otra.

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El resto del equipo técnico lo integran Jonathan Deans, diseñador de sonido; Fred Gérard , diseñador de equipos de montaje y acrobacias que participa por primera vez en un espectáculo del Circo del Sol, Philippe Aubertin diseñador de rendimiento acrobático y Julie Bégin, diseñadora de maquillaje. 

El espectáculo es todo un compendio de la vida en plena ebullición en la que una mariquitilla, un grillo y otros insectos ejemplifican los sentimientos y los juegos y las preocupaciones que están presentes en nuestra vida cotidiana. 

El trabajo de preparación de este espectáculo fue arduo para el elenco artístico que tuvo que dedicar meses al ensayo y preparación de todos los ejercicios que componen la trama de esta historia tan visual. Tras su estreno en Montreal (Canadá) hace nueve años, Ovo dio el salto a Europa en formato para recinto cerrado a principios de año, con una premiére en Londres, en el Royal Albert Hall en el que permanecieron durante casi dos meses.


Cuatro décadas en escena


El Circo del Sol nació en los inicios de la década de 1980 en las calles de Baie-Saint-Paul, una localidad canadiense a orillas del río San Lorenzo, muy cerca de Quebec. En 1984, con motivo de la celebración del 450 aniversario del descubrimiento de Canadá, aquel grupo de artistas y malabaristas callejeros encabezados por Guy Laliberté inició una gira bajo el nombre de Cirque du Soleil. En 1987 inicia su primera gira por Estados Unidos y en 1990 cruza el Atlántico para realizar los primeros espectáculos europeos en París y Londres. Tres años después, crean el primer espectáculo permanente, “Mystère” que todavía sigue en cartel en Las Vegas.

Esta ciudad , al igual que Nueva York, Orlando y Riviera Maya disponen de espectáculos permanentes, diseñados para su puesta en escena en locales fijos, como el teatro del MGM de Las Vegas. Pero uno de los rasgos característicos de la compañía desde su fundación fue ese carácter circense tradicional, utilizando como medio de encuentro con el público una carpa, movilizando todo un mundo de elementos, al igual que el circo clásico, salvo las carretas con animales, ya que desde su creación, han renunciado al uso de animales en las atracciones que conforman sus diferentes espectáculos. Si en algún momento hay animales en el argumento de sus creaciones, éstos son representados por acróbatas humanos.pagina 3_2_result

A España llegó por primera vez en 1998, bajo carpa, con el espectáculo “Alegría”. Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, A Coruña, Gijón, son algunas de las ciudades españolas por las que han pasado a lo largo de estos veinte años, desde que realizaron la primera escala en nuestro país, cuando ya era una compañía de prestigio internacional y había triunfado en Japón, en América y en Europa.  

En estas cuatro décadas desde que comenzaron como un espectáculo callejero de acróbatas y malabaristas, el Circo del Sol se ha convertido en la gran referencia internacional del circo como forma de expresión artística que ha llevado sus actuaciones a más de 400 ciudades de 6 continentes, con 160 millones de espectadores.

Actualmente mantienen en circulación 21 espectáculos, unos bajo carpa, otros en instalaciones fijas. Mientras algunas de sus creaciones realizan constantes giras por el mundo, como la que llega ahora a Galicia tras nueve años de su creación, otras son diseñadas específicamente para un local, covirtiéndose así en un elemento atractivo de la ciudad en la que se representa.


Cincuenta nacionalidades


Uno de los aspectos que más llama la atención de esta compañía circense es su carácter multinacional. En todos los espectáculos participan artistas de diferentes procedencias e idiomas. En el caso del elenco de Ovo está integrado por 50 artistas de 14 nacionalidades diferentes. En su conjunto, en el Circo del Sol trabajan actualmente cerca de 4.000 personas, de las que 1.300 son artistas procedentes de 50 países diferentes. 

Tan importante como el trabajo artístico que llega a los escenarios de todo el mundo es el que desarrollan los diseñadores y artesanos que confeccionan el vestuario, el calzado, los decorados y el resto de los elementos que se utilizan en la escena. Más de cuatrocientas personas trabajan en estas tareas, utilizando materiales de todo tipo, desde tejidos naturales, a materiales de alta tecnología, buscando siempre la ligereza y la flexibilidad para poder dar alas al trabajo de los bailarines en el cielo, los acróbatas y trapecistas y al resto del elenco.

Los diseños se convierten en patrones mediante impresoras de tres dimensiones y éstos sirven luego para la confección de un vestuario que, como en el caso de Ovo requiere de una ejecución minuciosa para representar la gran diversidad de texturas y colores que manifiestan los insectos en su universo vital, buscando la ligereza cuando se encuentran en el aire, y un diseño más sofisticado y visual cuando se encuentran sobre el escenario en suelo firme.

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