Tienen una producción anual media de un millón de botellas, una cifra importante para el panorama vitivinícola gallego.
Desde las ventanas de su instalaciones se puede ver la desembocadura del Río Umia. Es un paisaje protagonizado por mares. El mar de Arousa, en el horizonte. Un mar de emparrados de Albariño, en primer plano. La Bodega Condes de Albarei nació en 1988 de la mano de un grupo de viticultores que se constituyeron en cooperativa agraria para poder competir en un mercado que se abría al mundo del Albariño con la creación de la denominación de origen Rías Baixas. Hoy suman un total de 300 hectáreas fragmentadas en pequeñas y pequeñísimas parcelas que comparten como denominador común, por un lado, la variedad que cultivan, por otro, la dirección técnica de los viñedos que se realiza desde la bodega. A partir de ahí, ese mar de emparrados salteado por aquí y por allá adquiere un carácter heterogéneo gracias a las diferencias que propicia el paisaje, la cercanía o no al mar, o al río, a su altitud, a su orientación... con esa paleta de matices, llevan elaborando casi treinta años el vino que le ha dado nombre a la bodega y a la sociedad, que originariamente era Salnesur. Con él, se presentaron en 1991 en el Challenge International du Vin de Burdeos y volvieron, orgullosos con la primera medalla de oro que recibía un vino blanco español en dicho concurso.
Condes de Albarei es un vino joven, fresco, muy frutal, con un equilibrado grado de acidez que es característico de los albariños del Salnés. Tienen una producción anual media de un millón de botellas, una cifra importante para el panorama vitivinícola gallego.
La capacidad de la bodega es de dos millones de litros, lo que la sitúa, también entre las más grandes de la denominación de origen Rías Baixas y de Galicia. Pero las grandes cifras no monopolizan la realidad de Condes de Albarei, que elabora también vinificaciones a muy reducida escala. Su “enxebre” realiza una maceración carbónica, pero no por la adición de CO2 a las cubas, sino por el que libera espontáneamente una partida de mosto que permite que la concentración de aromas se haga más patente en este vino. Le siguen Condes de Albarei Carballo Galego, con una crianza en roble sobre lías, y Condes de Albarei en Rama, procedente de sus cepas más viejas.
