Mad men, los hombres que nos enseñaron a beber y fumar y ser infieles
En el año 2007, antes del estreno la gran serie Mad Men, cuando un sábado por la noche conocías a un hombre que se dedicaba a la publicidad, te encontrabas con un tío normal, ni muy chulo ni muy tímido, con grandes ideas y muchos sueños. Pero ahora, en pleno 2016, nos damos cuenta de la gran influencia de la caja tonta. Conoces a un hombre que va demasiado elegante, por su puesto fuma, y además, te invita a una copa y se pide un whisky solo. Oh si, acabas de conocer a un fan de Mad Men. Y además es publicista.
Dejando ironías a un lado, hablemos de Mad Men. La vida era mejor mientras se emitía. Una serie que nos cuenta la vida de los publicistas de Madison Avenue, que van por la vida comiéndose el mundo con sus trajes impecables y sus cigarrillos Lucky Strike, rodeados de mujeres con faldas de tubo y caderas interminables y casados con las esposas perfectas, rubias, aburridas pero eternamente sonrientes, esas a las que poder ser infiel mil veces. Un reflejo más que perfecto de lo que fueron los años 60 en EEUU. Una exquisitez producida por Mathew Weiner que ganó 15 premios Emmy y 4 Globos de Oro. Con un argumento dramático y sosegado y unos actores tremendamente carismáticos, Mad Men fue durante ocho años nuestro disfrute y deleite de la mano de Jon Hamm. La serie estrella de la AMC.
