DENOMINACIONES

Cuando la frescura también es una cualidad

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La clave está en su acertado ensamblaje y el uso de dos variedades que encajan perfectamente: la Treixadura que aporta intensidad y mejora la estructura global, y la Torrontés, que aporta aromas y algo de acidez y le da un gusto muy característico de esta zona del Ribeiro

Hace ya un par de cosechas que Antonio Montero dejó de ser colleiteiro para convertirse en bodeguero. La razón de la transformación tiene que ver con el aumento de su producción. Con el viñedo casi a plena producción ha superado el límite de los 60.000 litros que marca el consejo regulador del Ribeiro para los colleiteiros. Es lo único que ha cambiado en su filosofía a la hora de elaborar vinos, siempre cuidando la calidad, buscando esa complejidad que aporta un mosaico de pequeñas parcelas que se encuentran salteadas por la margen iquierda del Miño, en distintas parroquias de Castrelo y unas cepas que él mismo vigila y cuida a lo largo del año.

En esa línea, elabora, de momento, tres vinos: Alexandros, un barrica de muy limitada tirada. 1.200 botellas, del que ya hablamos en esta sección hace un año. El segundo, Antonio Montero Autor, es en realidad el buque insignia, el que lleva con un ensamblaje de variedades autóctonas presididas por la Treixadura, el nombre de la bodega mundo adelante. Es un vino elegante, muy equilibrado y, sobre todo, un vino de intenso paladar y aroma. 

El tercero es el básico. Antonio Montero Colleita. Un vino en el que el protagonismo lo comparten Torrontés, Treixadura y Palomino procedente de cepas viejas. Cuando hoy día se habla de Palomino en el Ribeiro parece que se invoca al mismísimo diablo. Este vino demuestra que es una uva que todavía tiene mucho recorrido. Sobre todo cuando lo que se buscan son vinos más frescos, más suaves, con menos contenido alcohólico. 

La clave está en su acertado ensamblaje y el uso de dos variedades que encajan perfectamente: la Treixadura que aporta intensidad y mejora la estructura global, y la Torrontés, que aporta aromas y algo de acidez y le da un gusto muy característico de esta zona del Ribeiro. Muy fácil de beber, muy adecuado para quienes se inician en el mundo del vino o para quienes disfrutan de la frescura de un vino joven y prefieren un grado alcohólico más moderado, algo que cada vez se hace más difícil en una tierra en la que el cambio climático está elevando el grado alcohólico de las variedades autóctonas.

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