TECNOLOGÍA

Delincuencia y terrorismo llenan de contenidos la "Deep Web"

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Eduardo Casas Herrer, policía de la Unidad de Investigación Tecnológica y autor del libro "La red oscura",  advierte de que esta web profunda, diseñada para no aparecer en los buscadores, "no es per se mala"

NEGOCIOS ilegales, muertes retransmitidas, pornografía infantil, ciberterrorismo, extorsión o estafa son solo algunos de los delitos que se cometen en el universo más desconocido de Internet, la red oscura o "Deep Web".

Esta parte parte de la web está diseñada, en principio, para preservar el anonimato del usuario, un anonimato que en algunos casos es utilizado para llevar a cabo delitos y actividades ilícitas, fácilmente detectables en la habitual "world wide web" de uso común, por lo que la  "Deep Web" (web profunda) es un ecosistema delictivo de manera habitual.

Eduardo Casas Herrer, policía de la Unidad de Investigación Tecnológica y autor del libro "La red oscura",  advierte de que esta web profunda, diseñada para no aparecer en los buscadores, "no es per se mala" pero hay que utilizarla con precaución pues se pueden encontrar "cosas que incluso sean delictivas".

"En el ordenamiento jurídico español hay dos delitos de solo observación como ver pornografía infantil o acceder con habitualidad a páginas de yihadistas", puntualiza este técnico superior en informática, que persigue desde el 2004 los delitos en la red.

Los delitos más habituales con diferencia, ilustra Casas Herrer, son los fraudes y las estafas. Triquiñuelas que van desde la estafa de la lotería, a la petición de las claves de la banca online a través de correo electrónico, hasta el timo de las "cartas nigerianas", en las que un rico príncipe de un país africano que no puede acceder a su dinero pide una suma económica para poder sacarlo a cambio de una falsa recompensa.

Le sigue la explotación sexual de menores, en cuya lucha es especialista el autor, quien es miembro permanente del Grupo de Expertos en Identificación de Víctimas de Interpol, encargado de la localización de niños explotados sexualmente en Internet y sus agresores.

"Es enorme la cantidad de personas que están buscando e intercambiando pornografía infantil. Abusando, por suerte, hay menos, y además son nuestra máxima prioridad", indica Casas Herrer.
La red es el escenario además de una pluralidad de delitos como el espionaje industrial, los ataques por denegación de servicio o la piratería.
"El delito es inherente a la sociedad y los ordenadores no son sino una extensión de ésta", apunta el experto, que ilustra que "lo que antes se hacía en una reunión ilícita en un bajo clandestino un domingo por la noche ahora, se hace a través de TOR", el navegador anónimo por
 excelencia.

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