GASTRONOMÍA

Cómo descubrir los sabores que esconde una chuleta en Allariz

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photo_camera Una imagen del Restaurante Boigorri.

Yo pecador me confieso: de carne soy lo justo. Me gusta, pero no me prodigo en su consumo. La semana pasada comí en el Boigorri, un restaurante que lleva apenas unas semanas abierto

La carne es su gran especialidad y no una carne cualquiera. Allí se trabajan con mucho mimo las chuletas y los lomos del vacuno mayor: vacas ya entradas en años y bueyes. Allariz es tierra de bueyes, y no solo por su histórica fiesta del Boi. En determinadas épocas del año es posible degustar en numerosos establecimientos un chuletón o una pieza de carne de buey. Pero solo desde que ha abierto sus puertas Boigorri, esa posibilidad se extiende a todos los días del año. No es barato. Se cotiza en torno a los 100 euros el kilo. Pero si atendemos a lo que supone criarlo, el precio está más que justificado.

La gran virtud de Boigorri, es, además de un comedor acogedor, bien decorado, moderno y clásico a la vez, de una cocina atendida con esmero, es la sinceridad. Hay ternera, vaca y  buey. Y lo que pone en la carta es lo que va a la mesa. No como en un restaurante cordobés que anunciaban, todavía en este siglo, rabo de toro Islero (el que mató a Manolete).

De textura tierna y gusto más suave que la vaca, una chuleta de buey despliega todo un abanico de sabores desde el borde hasta el hueso. El trabajo en la cámara de maduración y en la cocina se sincronizan.

Cocina tradicional, con buenos pescados: peixesapo, merluza, lubina...  y carnes que están a la altura de lo que se espera de un restaurante promovido por un hombre que es hijo de vasca y gallego y que cría bueyes más por hobby y por tener buena materia prima que por negocio.
Merece la pena la escapada a Allariz para probar su carne.

Boigorri
 

Días de descanso
No lo han decidido todavía.

Precio medio
30 euros

Tienes que probar
La chuleta de buey

Localidad
Rúa Portelo, 12. Allariz
 

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