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Confitería da Ponte: dulces con historia y el entorno más bello del Támega

Confiteria da Ponte Amarante_result

Dulces regionales, dulces tradicionales, confitería fina y dulces conventuales, así divide la Confeitaría da Ponte, fundada en 1930 su repertorio

El río Támega nos puede ofrecer muchas sorpresas si seguimos su curso, aguas abajo, cruzando la frontera por Verín. A unas dos horas de Ourense, más o menos, y siguiendo el curso del afluente gallego del Duero cuando ya es el Douro llegamos a Amarante, una pequeña ciudad con un entorno muy cuidado en los alrededores del puente de San Gonzalo, y en general en el casco antiguo, y bastante asilvestrada en el área que creció más recientemente.

Al lado mismo del puente, se encuentra nuestro destino. Una confitería histórica y tradicional en la que poca cosa salada se puede tomar, aparte de algunos sandwiches y bocadillos. Pero a cambio, ofrece uno de los surtidos más ricos de dulces de toda esa comarca, la del Támega y Sousa. Dulces regionales, dulces tradicionales, confitería fina y dulces conventuales, así divide la Confeitaría da Ponte, fundada en 1930 su repertorio. La yema de huevo, como en casi todos los dulces tradicionales de nuestro país vecino es la gran protagonista de especialidades como los amarantinos, golosos pastelillos borrachos, o los São Gonçalos, que llevan el nombre del patron de su iglesia mayor.

El repertorio de dulces es notorio, pero sobre todo su calidad. Merece la pena hacer una parada en esta acogedora confitería con encanto, tomarse un surtido de pasteles, algunos por su tamaño es mejor compartirlos, acompañados de una copa de vino de Oporto, aunque tampoco casan mal con una botella de vinho verde de la bodega de la Quinta da Calçada. 

Y si el buen tiempo lo permite, la degustación se puede realizar en la terraza que mira al río y al puente que da nombre a la confitería. Una de las estampas más bellas del Támega.

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