Paul Thomas anderson regresa con una cinta elegante y fascinante en LA que daniel day lewis borda su personaje con el que se despide de la interpretación
Cada película de Paul Thomas Anderson se espera siempre con interés dada la intensidad de muchas de sus películas como “Magnolia”, “The Master”, “Boogie nights” o “Pozos de ambición”. Precisamente en esta última, su actor protagonista era Daniel Day Lewis con un personaje intenso y delirante y que vuelve a repetir con Anderson en su anunciada despedida del cine.
Al verla, uno tiene la sensación de que no es un película de Anderson puesto que la intensidad emocional muy explícita en la mayoría de sus películas y que se había convertido en una marca de fábrica ha dejado paso a una película elegante, fascinante que te mantiene atrapado en todo momento con su singular romance. Sin embargo, en momentos puntuales vuelve a apuntar ese tono retorcido y un tanto insano que definen al director américano. Es precisamente este equilibrio entre dos sensaciones contrapuestas la mayor virtud de la cinta.
“El hilo invisible” nos trae de vuelta al mejor Paul Thomas Anderson. A su gran dirección y fantástico acabado técnico hay que sumar un trío protagonista que borda sus papeles y que hace que todos esos pequeños espacios que deja el guión se lleven de forma estupenda.
Por otra parte, la película es todo un ejercicio de virtuosismo técnico, pero no con grandes ejercicios visuales , sino con planos en los que todo parece que fluye con una sencillez pasmosa sin resultar en ningún momento demasiado barroco. La cinta se corona con un suspense que va “in crescendo”.
