En gallego, con sus camisas de orquesta y el autotune, Esteban y Manuel están triunfando a ritmo de cumbia verbenera
"Solo queremos hacer bailar al mayor número de gente posible". Así definen estos dos santiagueses su proyecto musical. Y cómo no caer rendidos ya ante tal mensaje, sin ni siquiera darle al play. En estos momentos de búsqueda continua de autenticidad y factores diferenciadores, en estas épocas de estrujarlo y mezclarlo todo hasta bautizar el resultado como un nuevo estilo exclusivo que consumir –y así ser el primero en poner un hashtag nuevo en Instagram–, la nueva sensación es la cumbia. Sí, la cumbia.
Esteban y Manuel llegan con sus camisas de orquesta, sus bailes de verbena, su autotune y su lengua natal, el gallego, para llevar la alegría de un sonido clásico y eterno hasta los huesos del más hipster del lugar. La magia de este dúo reside en haber convertido la cumbia en la prioridad musical de casi cualquier muchacho que se precie para acompañar su noches de diversión.
Pero no crean que esto es un hype. Nada más lejos de la realidad. Estaban y Manuel llevan años curtiéndose en los escenarios, desde la militancia en el DIY y pasando por las orquestas de verano. El año pasado sacaron su primer disco, "La banda sonora de tu día a día", y pasito a pasito se han ido situando en la primera línea de la escena española. Pero lo suyo es una carrera de fondo. Un camino que solo acaba de empezar y que arrasa allí por donde va con ese aroma a verano, autos de choque y cubata de ron.
Y en directo, su propuesta crece. En Sevilla, triunfando en un entregado Monkey Week donde la audiencia los sacó –literalmente– a hombros, en Madrid, Sada, Zaragoza, Ourense o Ribadavia, cualquier ciudad donde llegue su cumbia se acaba convirtiendo en una fiesta improvisada de alegría y energía positiva. Porque como ellos dicen: "El sudor y las caderas dislocadas no mienten".
Hace tiempo leí una frase –no recuerdo si en Twitter o en alguna pintada por ahí–, que resumía la historia perfectamente: "Algún día te arrepentirás de todas las cumbias que no bailaste por ir de rockero". Automáticamente me fui a casa, puse su disco y fregué los platos al ritmo de "El camino del Milla". Con estos temazos, qué queréis que os diga, todo fue a mejor esa tarde.
