DE LA TIERRA

Francia y Egipto copan con su patata el mercado gallego

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Francia y Egipto son los países de los que proceden la mayor parte de las patatas que actualmente se encuentran en nuestro mercado. Las patatas gallegas están todavía bajo tierra y no llegarán, salvo las tempranas, hasta finales de agosto o principios de septiembre

Demasiado pronto para la cosecha de 2017 y demasiado tarde para las patatas de 2016. En estos meses que van desde abril hasta finales de agosto el mercado está dominado por las patatas foráneas. Francia y Egipto son los principales exportadores de patata a España. En el caso de Egipto, se benefician de un clima muy propicio para que la siembra se realice a partir del final de octubre y la recolección llegue con la primavera. Las que llegan ahora, son las patatas nuevas que  se cultivan en grandes extensiones de terreno en manos de un número reducido de empresas. Una única empresa, 6th October Co. for Agricultural Products, cosecha 120 millones de kilos por año, doce veces más que todos los agricultores de A Limia y copa prácticamente un tercio de las importaciones de patatas de la Unión Europea. 

Las patatas egipcias son de presencia más vistosa, grandes, bien formadas, fáciles de lavar pero de una calidad ostensiblemente peor que las patatas gallegas. En la actualidad, el precio por kilo está cercano al euro.

Pero el gran proveedor de patatas a Galicia cuando las nuestras están todavía en el campo es Francia. Un país que produce 7 millones de toneladas y que se encuentra en el octavo puesto del ranking mundial que encabeza China con casi noventa millones. Si hacemos un repaso al top ten de los grandes productores de patata en el mundo, España ya no aparece. Mientras en otros países la producción se ha ido incrementando, en el nuestro se ha reducido de manera drástica en los últimos 20 años, pasando de algo más de 5,4 millones de toneladas a menos de la mitad: 2,24 millones de toneladas en 2015. La cifra no cubre las necesidades del mercado interno. Somos grandes consumidores de patatas e importamos cada año algo más de 680.000 toneladas. 

Podría resultar paradójico que pese a ese déficit, seamos exportadores. En 2015 fueron 286.000 toneladas. ¿Cómo se explica? La razón es bien sencilla y no hay que salir de Galicia para comprenderla. Buena parte de las patatas certificadas con IGP, como es el caso de la patata gallega, salen al mercado exterior, donde son altamente valoradas y alcanzan unos precios muy superiores que en el mercado interior. Mientras, las grandes distribuidoras invaden el mercado gallego con patatas, en el mejor de los casos, andaluzas o castellanas, pero por lo general, de procedencia francesa o egipcia, con un precio en origen lo suficientemente bajo como para que pueda afrontar un transporte tan largo, en el caso de la egipcia, camión y barco, y pese a ello estar al mismo precio o más barata, que una patata de origen nacional.

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