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Iguazú, cuando el agua lo domina todo

iguazu_result
photo_camera Las cataratas.

En la frontera con Paraguay y Argentina, Foz de Iguazú se ha convertido en el gran destino turístico en el que se combina termalismo, selva y las cataratas más grandes del mundo

Termatalia cruzó el Atlántico por cuarta vez desde que inició su andadura en 2001. Desde el comienzo de esta década, la organización del evento termal ourensano tomó la decisión de que, con carácter bienal, la feria desarrollase una itinerancia por los países de América Latina. La primera edición, en 2012, tuvo su sede en Perú y le siguieron en 2014 y 2016, respectivamente, Termas de Río Hondo, en Argentina y Saltillo en México. La semana pasada se celebró la cuarta edición americana de la feria termal ourensana en la ciudad brasileña de Foz do Iguaçú. 200 expositores de 34 países participaron en la edición más internacional de Termatalia que se consagró como el mayor acontecimiento termal del mundo, no solo por el número de expositores y de países participantes, sino también por el amplio programa de actividades científicas, técnicas y de capacitación y políticas que se desarrollaron en paralelo.

Resulta curioso que mientras en Ourense se cuestiona su futuro, en América Termatalia es el gran escaparate que referencia a Ourense y a Galicia como modelos de desarrollo termal en el continente americano. La feria sirve para promover la transferencia de conocimiento y tecnología en aquellos países en los que el termalismo se ha convertido en un producto emergente dentro de su oferta turística y en cada nueva edición se presentan numerosos países candidatos que aspiran a ser anfitriones de una Termatalia, como es el caso de Ecuador y Colombia que se postulan para la edición de 2020, al igual que Argentina, que quiere llevar por segunda vez la feria ourensana a una de sus ciudades termales, en este caso a Entre Ríos.

Foz de Iguazú es el paraíso del agua. Más de tres millones de turistas llegan a esta ciudad brasileña del estado de Paraná, en la que el agua reina por encima de todas las cosas, más incluso en destinos turísticos de mar. Con 30.000 plazas hoteleras y un importante número de hoteles con termas, Foz de Iguazú utilizó el marco de Termatalia para difundir sus recursos termales, hasta ahora oscurecidos por la magnificencia de las cataratas y el parque nacional, que constituyen el mayor reclamo para millones de visitantes procedentes de todos los rincones del mundo.


LAS CATARATAS


Y no es para menos. El parque nacional de Iguazú, es una gran reserva de la selva atlántica americana de 1.850 kilómetros cuadrados, que unidos al preservador en la orilla argentina del río Iguazú, se eleva hasta los 2.700 kilómetros cuadrados. Fundado en 1939, en 1934 en el lado brasileño, ha servido de refugio para una gran biodiversidad tanto de aves, como de mamíferos, reptiles, insectos y plantas. Pero también para preservar la belleza de un espacio natural que está presidido por uno de los fenómenos geológicos más impresionantes del mundo. La quiebra del terreno hace ciento cincuenta millones de años provocó una ruptura del cauce del río Iguazú que en un escenario de casi tres kilómetros se hundió, hasta ochenta metros. El agua se precipita desde un anfiteatro de 2.700 metros de diámetro hasta el fondo en más de doscientas cascadas, formando las cataratas más espectaculares del mundo.

El recorrido por este escenario se realiza siguiendo un sendero de 1.800 metros, acompañados siempre por el rugido del agua y su humedad, en un entorno de selva tropical y subtropical, en la que salen al paso de los visitantes numerosos animales, si bien los más confiados, y descarados, son los koatíes o coatíes, que buscan alimento entre los humanos hasta el extremo de meterse literalmente en las mochilas y bolsos de los visitantes si huelen el mínimo resquicio de un bocadillo o una pieza de fruta.

La estructura del sendero, con pasarelas que se adentran en el mismo paisaje, permiten no solo ver y oír, sino también sentir las cataratas, especialmente la más famosa de todas, la Garganta del Diablo, que empapa al viajero con la fina lluvia que provoca al precipitarse desde tanta altura.   

Para los visitantes más ávidos de aventura, el Macuco Safari ofrece, además de un recorrido por una parte del área selvática del parque en vehículos eléctricos y a pie, la posibilidad de llegar hasta el pie mismo de las cataratas para dejarse mojar por el torrente de agua a bordo de embarcaciones neumáticas propulsadas por ochocientos caballos de potencia en sendos motores fuera borda, potencia necesaria para salvar los rápidos del último tramo del río Iguazú y salir indemnes del torrente de agua con el que las cataratas duchan a los viajeros.Itaipu_result


ITAIPÚ


El río Iguazú es afluente del Paraná, en el que desemboca 12 kilómetros aguas debajo de las cataratas. Este río sirve de frontera entre Brasil y Paraguay que comparten, además del Puente de la Amistad, el viaducto que une Foz de Iguazú con Ciudad del Este, la que durante años fue la presa más grande del mundo y hoy sigue siendo la central hidroeléctrica que genera más electricidad del mundo: Itaipú Binacional. Al igual que en el fenómeno natural de las cataratas, en esta obra de ingeniería todas las magnitudes resultan impresionantes. Desde las veinte turbinas que generan 14.000 megavatios/hora, a la presa con más de casi 8 kilómetros de longitud de coronación y una altura de 196 metros, El lago artificial que produce el embalse tiene una superficie de más de 1.300 kilómetros cuadrados y su capacidad de almacenamiento medio de agua es de 29.000 hectómetros cúbicos, veinte veces más que todos los embalses que existen en Galicia juntos. La presa se llevó por delante las cataratas de Guairá, que quedaron anegadas por el embalse. Eran, y aún se pueden ver parcialmente cuando el nivel del embalse baja, 18 cascadas agrupadas en siete, con una caída de 114 metros. 

Pese a semejantes magnitudes, las cataratas de Iguazú y la presa de Itaipú quedan ridiculizadas frente al origen de las fuentes termales que han convertido a Foz de Iguazú en uno de los principales destinos de turismo balneario de América Latina: el Acuífero Guaraní. Se trata de un mar subterráneo, una gigantesca reserva de agua dulce que fue descubierta en el curso de prospecciones petrolíferas en Brasil y Argentina. Las últimas estimaciones calculan que ocupa una extensión de más de un millón doscientos mil kilómetros cuadrados, lo que equivale a la mitad del Mar Mediterráneo, y tiene un volumen de 50.000 kilómetros cúbicos, con una profundidad media de 200 metros y zonas que llegan a superar los 1.000 metros de profundidad.

Agua dulce pero con distintos niveles de mineralización y temperatura que dan origen a las fuentes termales tanto de Iguazú como de otras áreas tanto de Brasil, como de Paraguay, Uruguay y Argentina.


LA GASTRONOMÍA


El agua y el clima no solo facilitan la calidad turística de este rincón de Brasil, bañado por dos ríos. También facilitan el desarrollo de una agricultura y una huerta que combina la producción de hortalizas y frutas de climas templados, subtropicales y tropicales. 

Los ríos aportan una pesca que también se ha incorporado a la gastronomía local en la elaboración de guisos como las moquecas, un plato típico de la cocina brasileña, y  los asados, que forman parte de la cultura pampeana que comparten Argentina, Uruguay y Brasil, constituyen los elementos más autóctonos de una gastronomía que también tiene una gran influencia portuguesa, especialmente en lo que a la repostería se refiere. Uno de los grandes apóstoles de esta gastronomía autóctona, con elementos indígenas es el chef Tyales Veiga, actualmente jefe de cocina en el hotel Vivaz Cataratas. Tyales, que trabajó durante 14 años en diferentes restaurantes de Vigo y conoce perfectamente la cocina gallega, es uno de los nombres que encabezan en Brasil el movimiento por el desarrollo de una gastronomía sostenible, en armonía con el entorno, buscando al mismo tiempo, reducir el impacto ambiental y la huella de carbono y promoviendo que la cultura gastronómica se convierta, como sucede en Galicia en un recurso turístico de la misma manera que lo son las cataratas, las termas o los casinos de Foz de Iguazú.

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