ENTREVISTA

José Manuel Vázquez "Casiano", manos que curan

20181226201758125_result
photo_camera José Manuel Vázquez "Casiano".

Técnica, conocimientos, calidad humana y un gran sentido del humor son las herramientas con las que se enfrenta a los males de sus pacientes.

 Fisioterapeuta, en ejercicio desde hace más de tres décadas y media, compaginó su actividad cotidiana con la docencia y también con una constante preocupación por estar a la vanguardia en los tratamientos y técnicas terapéuticas. 

 ¿Cómo era la vida en el rural cuando usted era niño en muíños?

Cuando yo era pequeño el rural era muy diferente a como es ahora. En lo bueno y en lo malo. Había más niños, pero tenías que salir para poder estudiar. Con la economía modesta de las familias del rural, muchos acabamos yendo a estudiar al seminario, aquí en Ourense. De hecho, éramos tantos de Muíños, nada menos que veintidós, que teníamos un equipo de fútbol propio. Después continué en el Cisneros, al principio, también interno, como en el Seminario, y después ya, en mi casa me dieron la libertad de poder ir de externo. En aquella época, esa libertad se conseguía si demostrabas que eras acreedor de ella.

Y terminó en ourense estudiando fisioterapia

Estaba a punto de irme a Madrid a estudiar podología. Porque me había inscrito en Fisioterapia aquí en Ourense, pero solo había diez plazas y yo era el número 11. Pero alguien cambió de opinión y quedó una vacante y finalmente me quedé aquí, en Ourense, estudiando fisioterapia. Entonces solo había tres centros de formación de Fisioterapia en toda España, en Madrid, Barcelona y Ourense.

Entonces, ¿era la cantera de los fisioterapeutas de galicia?

Sí. Y eso explica que aquí, en Ourense hubiese tantos fisioterapeutas. Y que tan buenos fisioterapeutas ourensanos se extendieran por toda Galicia. Lo cierto es que todos los que había en Galicia, se formaban aquí. Porque aquí existía una cultura docente muy importante, más que en muchas otras provincias. Lamentablemente la escuela la fueron machacando hasta cerrarla, aquello fue un acto deliberado, y Galicia se quedó sin ella, hasta que se crearon las escuelas de A Coruña y Pontevedra.

¿Fueron aquí, sus primeros pasos profesionales?

No. Empecé como ATS en Entrimo. Y es que entonces, la fisioterapia era una especialidad. Primero estudiabas ATS y luego hacías la especialidad en fisioterapia, aunque ahora ya es una formación completamente independiente. Pues sí. Comencé como ATS y matrona en Entrimo, Y atendí un par de partos allí. Fue una época muy divertida. Allí estuve dos años. Yo creo que donde más me quieren, después de en Muíños, claro, es en Entrimo. 

20181226201758390_result¿Qué recuerdos tiene del entrimo de los años ochenta?

Pues era un municipio pobre en recursos, como le había sucedido a Avión, y había emigrado mucha gente. A otras ciudades de España y fuera de España, sobre todo a Francia. Entonces, en el verano la población se multiplicaba por tres. Por cada coche español que veías, allí en verano, te encontrabas con cuatro con matrícula francesa.  Y esa emigración tiró del sector hostelero hasta el punto de que se puede decir que es uno de los municipios que ya entonces tenía una mayor red de establecimientos hosteleros, con doscientas plazas hoteleras, y una gran experiencia profesional que luego trasladaron a otras ciudades, como por ejemplo a Madrid. Cuando llegaban en verano había unas discusiones sobre alta gastronomía, que ahora veo Masterchef y me parece un Entrimo en pequeño.

¿Y después de esa etapa?

Saqué una plaza en la unidad de paralíticos cerebrales del entonces INSERSO y en ella estuve seis años. En esa época fue cuando monté mi propia clínica. Luego conseguí plaza de fisioterapeuta en el hospital y compaginaba las dos facetas, la actividad hospitalaria con la práctica privada. Pero terminé pidiendo la excedencia porque si quería desarrollarme a fondo tenía que dedicarme exclusivamente a mi clínica. 

Conoce ambas. ¿Cuál le parece mejor, la sanidad pública o la privada?

Guardo gratísimos recuerdos de esas etapas y soy un defensor a ultranza de la sanidad pública y especialmente de la sanidad pública española. Y creo que, como profesional ahora exclusivamente en la privada, es muy importante que la sanidad pública sea muy buena, porque eso nos estimula a nosotros a desarrollarnos y competir. No creo que se deba elegir entre una u otra sobre cuál es mejor o cuál es peor. Cada una tiene su propio hueco y un trabajo riguroso y de calidad. Es cierto que existen problemas, pero eso se debe a temas puntuales. Como en todo, en la vida, hay buenos y malos profesionales; buenas prácticas y malas prácticas. Pero como sistema de salud, defiendo a muerte la sanidad pública española porque es una de las mejores del mundo y de las que más cobertura nos ofrece.

La Clínica Casiano ya solo se ocupa de la fisioterapia

La verdad es que he tenido la suerte de que mis principales prescriptores son los propios pacientes, no otros profesionales. Y lo cierto es que en estos casi treinta y cinco años que estoy a punto de cumplir con la clínica, han pasado por mis manos más de 38.000 pacientes. Llegan como pacientes, pero terminan convirtiéndose en amigos. Cierto. Lo que comenzó siendo una clínica de fisioterapia es en la actualidad un policlínico, con once especialidades, como cardiología a cirugía plástica o psiquiatría y pronto tendremos otras cinco más. Pero la filosofía de trabajo es la misma: la preocupación por el paciente y sus problemas.

¿Hay un paciente tipo?

Si hablamos de edad, el rango de pacientes va desde los recién nacidos hasta centenarios. Hace poco tuve un paciente de 102 años que venía desde Coles. Si pensamos en la causa que lo trae hasta aquí, si hasta hace un tiempo dominaban las patologías deportivas, ahora, aunque se mantienen, han sido superadas por las crónicas. Sobre todo las patologías reumáticas, algo que está muy presente en nuestra provincia. 

¿Es igual la práctica actual que cuando comenzaste?

Ha habido cambios muy relevantes en las técnicas, los aparatos, los tratamientos... En la fisioterapia actual gracias a los medios de que disponemos, es posible retrasar las intervenciones quirúrgicas o incluso llegar a prescindir de ellas. Hoy día, en las patologías de columna hemos llegado a reducir en un 90 por ciento las intervenciones y ese es un adelanto muy importante porque, si bien es cierto que gracias a la cirugía y a  la implantación de prótesis y la osteosíntesis, se han conseguido grandes logros, que devolvieron la movilidad a muchas personas, hay veces que esa fase puede retrasarse, ganando calidad de vida sin tener que llegar a pasar por el quirófano.

Te puede interesar