PANTALLAS

"Lady Bird": una película natural y brillante

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Un filme elegante en sus formas y singular en su tono en el que consigue reflejar con brillante sencillez esa turbulenta época que es la adolescencia

“Lady Bird” es la carta de presentación como directora de la actriz y guionista Greta Gerwig. Un filme natural y elegante en sus formas y singular en su tono en el que consigue reflejar con perspicaz ligereza y brillante sencillez esa turbulenta época de constante catarsis que es la adolescencia.

Una obra que se mueve entre la comedia adolescente y el drama familiar en la que Gerwig ofrece una feliz paradoja, evidenciar que ha encontrado su propia voz como cineasta mientras atrapa el apasionante proceso de alguien que busca la suya, y en la que explota a la perfección la muy particular química entre su joven protagonista, la magnifica Saoirse Ronan, y su madre en la ficción, la también excelente Laurie Metcalf.

Ella (Ronan), el epicentro de este relato autobiográfico, es Christine, una joven resuelta y peleona que solo atiende al nombre de Lady Bird -”Me ha sido dado por mí para mí”, proclama con orgullo- y que se ahoga en su Sacramento natal. Lady Bird tiene grandes planes para ella, aunque todavía no sepa muy bien cuáles son.

Un espíritu libre que a ratos se deja llevar y a ratos reivindica con rabia su individualidad mientras vive subida en esa montaña rusa de vaivenes emocionales en la que se ha convertido su último año de instituto. Un viaje lleno de lugares comunes -la obra del Instituto, el primer amor, el baile de graduación, la elección de universidad...- que está dispuesta a exprimir al máximo. Con entusiasmo o con frustración, según sople el viento, pero siempre a tope.

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