HISTORIA

La larga conquista de Escocia

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Roma dominó Escocia durante unos 150 años, y al contrario de lo que señalan las leyendas, completó su conquista hasta alcanzar las Highlands, aunque luego se replegó

La historiadora Mary Beard, quizá quien más y mejor conoce el período romano republicano e imperial y en especial la conquista de Gran Bretaña, reconoce que a día de hoy no está ni siquiera claro para qué se construyó el famoso Muro de Adriano ni su  verdadera función. Anota que la muralla, situada en el extremo Norte de la actual Inglaterra, cerca de Escocia, era en gran parte de un material pobre y que carecía de un camino de ronda, lo cual supone negar su condición de torre de vigilancia. Lo más probable es que fuera una frontera visible, como hay otras por todo el mundo, levantada dentro de un momento en que Roma, con Adriano de emperador, decidió fijar sus límites externos. También construyó otros muros en Germania. 


Roma entró en Britania con el emperador Claudio a principios del siglo I y la provincia nunca llegó a estar pacificada del todo, aunque la conquista se completó unos 30 años más tarde con el general Gneo Agricola, quien al mando de las legiones logró una victoria decisiva en las tierras de los llamados pictos (por sus pinturas en la cara), las Highlands actuales, liquidando toda resistencia de las tribus federadas de Caledonia. El año 84, construyó un fuerte en la actual Inverness, a la orilla del Lago Ness, prueba del poder de Roma. Agrícola fue llamado poco después a la Urbe, y destituido por el emperador Domiciano, que temía su fama. Lo que le valió a los pictos para librarse del yugo y volver a hostigar a los soldados acantonados en el territorio.


Más conocida es la construcción del Muro de Adriano, que el emperador decidió levantar en torno a 115, dando un paso atrás con respecto a los planes de su predecesor, el también hispano Trajano, quien había llevado el Limes más lejos que nadie: la frontera Este se movió hasta el actual Irán y la Norte a Escocia, añadiendo además la costa del Mar Negro. Pero las dificultades para mantener el imperio resultaban enormes, lo que decidió a Adriano a tomar el movimiento contrario, retrasando las fronteras, saliendo de Mesopotamia y cediendo parte de Rumanía y con el traslado de sus campamentos hasta el interior de la actual Inglaterra.

En esa época surgió la leyenda/historia de la Legión IX Hispana perdida en los bosques caledonios, convertida en varios libros y un par de películas cargadas de épica y escasa verosimilitud.  En realidad, se sabe que la IX Hispana fue enviada de Britania a Oriente hacia el año 120, siendo sustituida en la isla por la Legión VI. Hacia el 130 pudo ser destruida en una rebelión en Judea o una batalla. Ahí sí se pierde su pista, no en los bosques escoceses…


Pero Roma no renunció a continuar expandiéndose hacia el Norte. El año 140, el sucesor de Adriano, Antonino Pio, volvió a colocar el Limes 160 kilómetros hacia el Norte, en las Tierras Bajas de Escocia, construyendo el mucho menos conocido Muro Antonino, cuyos restos son Patrimonio de la Humanidad y prueba en piedra de que existió la provincia romana escocesa. El Muro Antonino tenía 19 fuertes y una longitud de casi 60 kilómetros, de costa a costa. En 208, el emperador Severo decidió reformarlo y  mejorarlo, lo que confirma que todavía entonces continuaba prestando servicio, fijando al mismo tiempo la soberanía del poder imperial muy al Norte. 


Ya muy avanzado el tercer siglo, Roma decidió replegarse al sur hasta el Muro de Adriano, quedando entonces definitivamente fuera del imperio toda la tierra de los pictos, romanizada pese a todo durante casi dos siglos.

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