Forman parte del equipaje de vuelta. Vinos, licores, delicatesen, artesanía... cada vez son más los que optan por un producto realmente autóctono frente a los típicos souvenir de las tiendas para turistas y que son iguales en todas partes.
El viajero habitual ha renunciado a los "paraqué", esos objetos que terminan en una estantería o en el trastero y que, cuando algún amigo o familiar los ve pregunta: ¿para qué sirve?. A la inutilidad del adorno le está comiendo el terreno el objeto práctico: desde un producto gastronómico de difícil localización fuera de Galicia a un objeto de artesanía que lleve acompañado un sentido de utilidad.
El boom de los programas dedicados a la gastronomía ha disparado también las ventas de las delicatesen gallegas. Pero del mismo modo, los productos tradicionales que el viajero de Madrid o del Sur o de otras zonas de España no encuentra en su entorno. Tiene que cumplir con ciertos requisitos, como por ejemplo, que no sean muy perecederos. En ese terreno, los embutidos gallegos están entre lo más demandado: chorizos y sobre todo, los de tripa gorda, como botelos, androllas y pigureiros. "Agosto es uno de los meses de más venta", comentan en una fábrica artesana de embutidos de O Bolo, que encuentran en esta época del año un mercado adicional formado por turistas y gallegos que viven en el exterior y que regresan a su ciudad de residencia tras unas vacaciones en la tierra natal. "Muchos, llevan para ellos y para conocidos que les encargan".
Los quesos gallegos también se encuentran en la lista del equipaje de retorno de los visitantes. De los cuatro con sello de origen, tres son los más demandados: el tetilla y el San Simón da Costa que aunque resulta relativamente fácil conseguir en tiendas especializadas de cualquier punto de España, tienen una gran aceptación. Y sobre todo, el más singular, el Cebreiro. Singular por su forma, por su elaboración y la dificultad de conseguirlo, pues tiene una producción muy reducida.
Lo mismo sucede con los dulces. Y ahí las bicas, de Trives, Castro Caldelas, Laza y otras zonas del interior de Ourense, o la torta de Guitiriz juegan con ventaja por su largo período de caducidad. La almendra dura menos. Pero no es óbice para que la tarta de Santiago y los almendrados y demás dulces de Allariz viajen. En Fina Rei, han convertido los dulces de chocolate en su principal activo para vender fuera de Galicia.
El vino
No es casualidad que la mayor parte de las ferias del vino se celebren en los meses de julio y agosto: Valdeorras, Albariño, Rosal, Condado o la de este fin de semana, Monterrei. Los visitantes recurren a ellas para probar vinos que jamás llegarían a conocer en su domicilio. La compra suele hacerse en la propia feria o en tiendas especializadas, como Santorum en Ourense o Arjeriz, en Vigo, dos de las más surtidas de Galicia y situadas en calles de un gran flujo turístico. Y es que, aunque los vinos gallegos están presentes en todas las grandes superficies y supermercados de España, hay marcas, sobre todo de pequeños productores, que resultan inaccesibles fuera del circuito comercial gallego o de las propias bodegas, que también proveen a unnuevo tipo de viajero: el que practica el enoturismo.
El creciente auge del vino gallego lo ha convertido en uno de los productos de culto para hacer regalos al regreso entre familiares y amigos. Y lo mismo sucede con los licores tradicionales, como el aguardiente de bagazo, la de hierbas y el licor café.
Artesanía
Cada vez son menos los turistas que se llevan un botafumeiro de plata de Santiago, pero sí optan por una joya de plata y azabache, símbolo de la ciudad compostelana desde hace siglos. El barro y la cerámica, los platos de madera para servir el pulpo en casa (que también dan muy buen resultado para presentar una pizza), o los tejidos artesanos de lino y los bordados y encajes de Camariñas se enuentran entre los productos de artesanía más demandados. En el sector textil, existe una línea más iconoclasta y divertida con las camisetas realizadas a partir de la caricatura de algunos tópicos de Galicia y que firman estudios como el Rei Centolo, Golfón o Lobisome.
Fuera de los tópicos que se asocian al concepto más "guiri" del turista, los viajeros que vienen a Galicia prefieren llevarse de regreso algo de lo que hace de Galicia un sitio distinto.
