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La lluvia salva los viñedos tras el verano más seco y caluroso de la década

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photo_camera Viñas en O Ribeiro.

La cosecha de 2016, sin embargo, no empieza de manera generalizada hasta la semana que viene..

Resulta paradójico, al menos aparentemente, que un verano caluroso y soleado tenga como consecuencia un retraso en la vendimia, cuando se supone que ésas son, precisamente, las condiciones que anticipan la maduración de la uva. Sin embargo, el exceso de temperaturas unido a una sequía que ha provocado el estrés hídrico en las cepas bloqueó el normal proceso de maduración. Es un mecanismo natural de defensa para evitar la muerte por falta de agua. Las lluvias de esta última semana pueden dar un respiro a los viñedos gallegos que recuperarán la hidratación antes del inicio de una vendimia que traerá menos producción que su predecesora, con mermas que van del 10 al 30 por ciento. Los principales causantes de esta reducción fueron, por un lado el alto impacto del mildiu en primavera y la sequía del verano y por otro, las fuertes granizadas localizadas en algunas zonas de la Ribeira Sacra y Valdeorras.

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Las condiciones atmosféricas de este año no han repartido su mala fortuna por igual. El mildiu fue más agresivo en aquellos viñedos en los que se esperó a su detección para combatirlo, frente a los que utilizaron tratamientos preventivos. La sequía acentuó su efecto en las denominaciones de origen del interior frente a Rías Baixas, por ser mayor el número de días en los que la temperatura superó los 35 grados, cifra a partir de la cual las cepas bloquean la maduración de las uvas. Y las tormentas que acarrearon un devastador granizo se localizaron en algunos valles de Valdeorras y la Ribeira Sacra causando daños muy importantes a algunos viñedos. Así que, tras la fría cifra global, lo que e esconde es el drama para algunos viticultores que llegaron a perder el 80 por ciento o incluso más de su frustrada cosecha del 16, mientras que en otros casos, la mengua será de entre el 10 y el 15 por ciento, o incluso menos.


Dos años consecutivos de verano seco, salvados por la campana de una lluvia tardía en septiembre, alertan de un cambio en las condiciones climáticas que se podría prolongar, aunque todavía es pronto para evaluar si será necesario implantar sistemas de riego en los viñedos, al menos para la supervivencia de las nuevas plantaciones. Ribadavia. 10-09-2015. Arranque de la vendimia en la bodega de la Cooperativa con las treixaduras selectas para el tostado. Paz

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