SALUDABLE

De las mamás saludables, nacen bebés saludables

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Diversas investigaciones científicas recomiendan la práctica de ejercicio físico, precisamente para paliar los inconvenientes del embarazo, para tener un buen parto y mejor recuperación

Dicen con sorna que el embarazo es una enfermedad de nueve meses y una convalecencia de por vida. También un milagro de la naturaleza, un complejo y formidable proceso con numerosas consecuencias físicas para la mujer: Aumento de peso y sus problemas derivados, grandes cambios internos, desequilibrios musculares, debilidad del suelo pélvico, aumento del ritmo cardíaco y presión arterial, aumento de la temperatura corporal... Además de los efectos psicológicos -a veces notables- en la futura madre, su pareja y la familia. Todo un cuadro, soportable cuando la vida asoma al final del camino.

EL MÉDICO TIENE LA ÚLTIMA PALABRA

Si la norma general hace unas décadas era mantener a la gestante cual  jarra de cristal de Bohemia -entre algodones- las sucesivas investigaciones científicas recomiendan la práctica de ejercicio físico, precisamente para paliar los inconvenientes del embarazo, para tener un buen parto y mejor recuperación.

¿Ejercicio físico? Correcto. Pero siempre y cuando se cumplan dos condiciones inexcusables.

La primera es la autorización del médico especialista, dado que en algunos casos de riesgo puede desaconsejar la idea. Su criterio impera sobre el resto.

La segunda es que, una vez obtenido el visto bueno del médico, la futura mamá sea dirigida por un profesional del ejercicio físico, a ser posible de forma individual y en contacto permanente con el galeno. 

CADA TRIMESTRE ES UN MUNDO

El trabajo durante el primer trimestre de embarazo no es el mismo que durante el segundo. Y mucho menos durante el tercero. El preparador físico debería poseer unos mínimos, mejor los máximos  conocimientos sobre el tema, prescribir el ejercicio de forma individualizada, mantener una estrecha comunicación con su cliente y guiarse siempre por el sentido común. Seguridad y bienestar.

No termina aquí la cosa. El ejercicio físico individualizado y bien asesorado siempre es bueno para la mujer, para el feto, para la niña, para la adolescente y para la señora mayor. No debe considerarse como un remedio ocasional -por lesión o embarazo- sino como un hábito de vida.  Ésa es la filosofía.

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