He aquí un ejemplo de cómo se puede hacer de un menú del día una obra maestra de la gastronomía
Siguendo la recomendación de un amigo, de cuyo criterio tengo una alta consideración, vine a comer a este restaurante. Fue anteayer. Allí llegué y me dijeron: “¿Tiene mesa reservada?”. No tenía. ¿Cómo me iba a imaginar que habría que reservar para comer un restaurante en Ponteareas un miércoles a mediodía? Mejor llamar, eso sí, a partir del 10 de octubre que cogen unos días de vacaciones.
No había mesa. Pero, me dieron la opción de comer en la terraza, contra la ventana del restaurante. Como el local se llama A Xanela Gastronómica, me pareció una idea ocurrente y acepté. Antes de nada que decir que es un resturante con un sencillo pero amplio comedor, muy luminoso, zona de bar, también con mesas y esta terracita con sillas altas para comer en el alféizar del amplio ventanal, que fue donde nos instalamos.
Un menú original, con cuatro primeros y otros tantos segundos que cambian cada semana, por 13 euros, incluyendo la bebida y el postre. En el primero, elegí un gazpachuelo malagueño con gambas, croques y sapo. Me gustó que le llamasen croques a los berberechos, que es como los conozco desde niño. Pero me gustó mucho más el plato. Ligero, muy bien armonizado, perfecto en su presentación y sabor. Me gustó también el lomo de porco celta a la mostaza y el brownie de chocolate al disaronno con helado de vainilla. Un trabajo de cocina para quitarse el sombrero, por los productos, la elaboración, la presentación, desde el aperitivo que nos pusieron fuera de programa, mientras esperábamos, hasta el postre. Un servicio acorde y un precio, en relación con la calidad, excepcional.
He aquí un ejemplo de cómo se puede hacer de un menú del día una obra maestra de la gastronomía
