LA REVISTA

Misenhora el vino que elige sus propias cepas

photo_camera Imagen exterior de la bogeda Casal de Armán.

Finca Misenhora cumple con los principios que aplicaban los romanos cuando trazaban su viticultura mundo adelante:

Una docena de fincas conforman el viñedo que Casal de Armán tiene repartido por diferentes puntos del Valle del Avia. Buena parte se encuentran en torno a la bodega, en San Paio, Ribadavia. Pero también en otros términos municipales, como Beade. Allí, en la parte alta, está FincaMisenhora.

Cuatro hectáreas orientadas al Sur Este, asentada sobre seis terrazas o socalcos. Lo cierto es que fue unade las poquísimas fincas de todo Beade que se salvó de la helada tardía de abril que arrasó con buena parte de la cosecha de 2017.

Finca Misenhora cumple con los principios que aplicaban los romanos cuando trazaban su viticultura mundo adelante: aquellas fincas que por su pobreza no servían para otro cultivo se trabajaban en terrazas y se plantaban con cepas. El suelo de esta finca es paupérrimo, un jabre de origen granítico, muy bien drenado y de escasa riqueza orgánica. Las cepas tienen que profundizar para buscar agua y los pocos nutrientes de los que alimentarse. Con este panorama, y una buena orientación, su rendimiento por hectárea en términos de fruto es muy bajo, pero a cambio, la naturaleza obsequia con una calidad digna de encomio. No es una verdad matemática, pero suele coincidir que los terrenos mas adversos ofrecen vinos más expresivos. En esta finca realizan una selección de cepas en el mes de julio. Aquellas que llevan un verano menos estresado, desde el punto de vista hídrico, se reservan para elaborar el vino que protagoniza la página de hoy. 

Finca Misenhora, es mayoritariamente Treixadura, con un diez por ciento, aproximadamente, de Godello y Albariño.

Tras una lenta fermentación a baja temperatura, el vino permanece en crianza durante diez meses, seis de ellos con sus lías finas a las que se les aplica un periódico remontado para que el vino gane en untuosidad y estructura. Terminada esa maduración, se embotella y permanece así en bodega hasta el año siguiente. 

Es un vino que aporta notas florales en nariz y un sabor frutal, fruta madura. El pequeño porcentaje de Albariño le afina con una leve acidez que se conserva inclusos pasados unos años, y ese toque goloso del Godello.

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